Juntan fondos en eventos para volver a Malvinas


La vuelta. Suárez, Tirabosqui y Álamo, en suelo malvinense. Durante largos años soñaron con el día del regreso para “cerrar” aquella historia (gentileza Eduardo Alamo).

(lavoz.com.ar).- Excombatientes del norte de Córdoba empezaron a reunir recursos para poder regresar, a 32 años de la guerra. Tres de ellos acaban de cumplir ese objetivo.
Colonia Caroya.
Excombatientes de la guerra de Malvinas, que forman parte de una asociación civil que los agrupa en el norte cordobés, recurrieron a un bingo y a otros eventos y donaciones para poder comprar los pasajes con los que tres de ellos, 32 años después, volvieron a las islas.


Eduardo Suárez, Eduardo Álamo y Pedro Tirabosqui fueron designados por sus compañeros como los primeros beneficiarios de este viaje, mediante este mecanismo de recaudación grupal, pero la intención es que en el futuro puedan ir todos los que forman parte de la asociación.

Mientras debatían sobre cómo hacer para llegar de Córdoba hasta Río Gallegos, desde donde partió la aeronave que los dejó en el aeropuerto de isla Soledad, apareció un empresario anónimo que les regaló ese tramo del viaje. El resto que implicó el vuelo hasta Malvinas, 
la estadía en las islas y la comida, corrió por cuenta de los viajeros.

En los últimos años, varios grupos de veteranos de guerra volvieron a pisar las Malvinas, pero las dificultades para financiar los gastos del costoso viaje ha dejado afuera de ese propósito a la mayoría.

Días de guerra

Durante el conflicto armado de 1982, Suárez combatió en la isla Soledad. Álamo y Tirabosqui lo hicieron en la Gran Malvina. Ninguno de ellos conoció el poblado malvinense ya que pasaron la mayor parte del tiempo en guardia, en trincheras, defendiendo la posición.

La expectativa de los tres, según contaron antes de emprender el viaje, pasaba por poder volver sobre todo a las zonas donde prestaron servicios durante la guerra.

Álamo y Tirabosqui tienen recuerdos similares de la partida de Malvinas en 1982: mientras un helicóptero los trasladaba a un buque que los llevaría a continente, veían flamear una bandera inglesa en un mástil del que durante 69 días había sido reemplazada por la celeste y blanca. Suárez, en tanto, cuenta que se quedó con la espina, de que lo hayan obligado a abandonar suelo malvinense sin haber podido dar sepultura a muchos de sus compañeros caídos en combate.

“No habíamos tenido tiempo de llorar cuando volvimos en 1982. Esto fue como cerrar aquella historia inconclusa. En cuanto a los sentimientos, fue un modo de culminar ese capítulo”, narró Álamo a su regreso a Colonia Caroya.

“Cuando fuimos al cementerio, sentimos una emoción tremenda, sobre todo porque pude visitar la tumba de mi compañero de pozo. Estoy contento por haber podido ir”, acota Tirabosqui sobre su vivencia.

Suárez completa el cuadro: “Para mí fue un tremendo desahogo haber podido volver a las islas, visitar el cementerio, ver el lugar donde me tocó combatir, aunque haya cambiado todo y haya pasado tanto tiempo”.

Los tres coinciden en que este viaje fue para ellos cerrar una herida, completar el círculo, pacificar los recuerdos que no han dejado de doler en 32 años. O todo eso junto.

La agrupación

El grupo, que funciona en una sede prestada por el municipio de Colonia Caroya, integra hoy a unos 20 excombatientes que viven en esa ciudad, Jesús María, Sinsacate y la zona de Totoral. En el resto del norte no hay otras agrupaciones formadas, por lo que uno de los objetivos es integrarlos a este centro.

Mientras, consumado el primer viaje, la apuesta es continuar juntando fondos, para los que siguen en la lista de espera para volver a pisar las islas..