Montero, Jorge Francisco

Montero, Jorge Francisco
ROL DE COMBATE
DNI: 14.769.587
Arma: ARMADA ARGENTINA
Grado: Cabo Segundo Aeronáutico Comunicaciones
Destino: Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque
Rol De Combate: Instalación y operación de equipos de comunicaciones
Destino en Malvinas: Estación Aeronaval de Comunicaciones - Aeropuerto de Malvinas
Jefe: Capitán de Fragata Alberto Olcese



Nací en General Pico, La Pampa el 24 de Febrero de 1962, mis padres María Elvira Braun y Francisco Montero, mis estudios primarios los curse en la Escuela nº 57 y Escuela nº 111 y luego hice hasta 3º año en la ENET nº 2.

En el año 1978 ingrese en la Escuela de Mecánica de la Armada como aspirante de 1º año en el curso de Aviación y en la especialidad comunicaciones y electrónica, egrese en diciembre de 1980 y fui destinado a la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (EA33), que estaba integrada por los aviones Douglas Skyhawk A4Q que operaban desde la Base Aeronaval Comandante Espora, cercana a Bahía Blanca. Allí hice todos los cursos de conocimiento del avión para poder trabajar en el mantenimiento de los mismos en la parte comunicaciones y electrónica y además hice el curso de mecánico de pista. Tuve la posibilidad de participar de varias navegaciones en Portaviones ARA 25 de Mayo, en operativos conjuntos con las Armadas de otros países, también en un Operativo UNITAS.

En Marzo del año 1982 el Comandante de la Escuadrilla Capitán de Corbeta Jorge Alberto Phillippi me llama y me avisa que me tengo que presentar en el Comando de Aviación Naval, dentro de la misma Base, y ver al Capitán de Fragata Alberto Olcese, quien me informa que a partir de ese momento estaba de pase en Comisión al Comando de Aviación Naval y que pasaba a formar parte de un grupo de trabajo para cumplir con una misión que no me comentó cual era. Me pidió que fuera al armero de la Base y retirara armamento y carpas de campaña y también al Departamento de Electrónica de la base y viera al encargado para que me proveyera de equipos portátiles de comunicaciones y que además recibiera instrucciones de reparación y mantenimiento de urgencia.

El día 28 de Marzo de 1982 nos embarcaron en el Rompehielos Almirante Irizar, mi grupo estaba formado solo por tres personas, el Capitán Olcese, el Suboficial Primero Arias y yo, zarpamos ese mismo día con rumbo sur pero sin saber donde nos dirigíamos. No era habitual el despliegue que había en Puerto Belgrano, era muy llamativo la cantidad de personal y de armamento que se estaba embarcando en todos los buques que estaban allí amarrados. Durante la navegación hablando con gente de la tripulación del Alte. Irizar hacíamos todo tipo de conjeturas pero nadie sabia a ciencia cierta cual era nuestro destino, durante la navegación el día 30 de Marzo a la tardecita, ese día nos toco una tormenta muy fuerte, nuestro jefe nos llamó a su camarote y nos dijo cual seria nuestra misión: Desembarcar en helicóptero junto con fuerzas de apoyo de infantería, tomar el aeropuerto de Malvinas y nosotros hacernos cargo de operar la torre de control para establecer contacto con los aviones argentinos que estarían volando en la zona para aterrizar allí, para ese momento ya se habrían establecido cabezas de playa, se suponía que no habría resistencia, pero igualmente la orden era no herir a ningún soldado enemigo en caso de enfrentamientos.

El día 2 de Abril a las 07,00 hs. aproximadamente nos embarcamos en un helicóptero, había dos pero uno de ellos se averió la noche de la tormenta, por lo que se dividieron los grupos y desembarcamos tal cual lo previsto, no encontramos ningún tipo de resistencia, lo que si es evidente que sabían que algo estaba pasando porque la pista estaba llena de vehículos y obstáculos atravesados para impedir el carreteo de aviones. Toda la operación se hizo de acuerdo a lo previsto y una vez en la torre empezamos a establecer contacto con los aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que entre las 08,00 y 09,00 hs ya había aterrizado el primero, una vez que vehículos anfibios de la Armada despejaron la pista. Estando en la torre, aun se escuchaban disparos en la ciudad, estaban combatiendo en la casa del Gobernador donde cayo el primer soldado Argentino que fue el Capitán Giacchino. Durante ese día fueron llevados hasta la aeroestación los Infantes de Marina Ingleses (Marines) que fueron tomados prisioneros junto con el Gobernador de la Isla, con sus llamativos atuendos, A partir del momento que la FAA se hizo cargo del espacio aéreo y tomo el control de la torre, nosotros nos trasladamos a un galpón chico que se encontraba al lado de la plataforma y allí establecimos nuestro centro de operaciones, alrededor del mediodía llego el primer Avión de la Armada, un Fokker F28 con el resto del personal que integraría lo que se denomino la Estación Aeronaval de Comunicaciones Malvinas (ESTAEROVINAS), se incorporaron a nuestro grupo el Cabo Principal Bobadilla y el Cabo Segundo Luis Acuña en la parte de comunicaciones y otros Suboficiales que no recuerdo sus nombres en la parte de logística y mantenimiento, todos de la Base Aeronaval de Punta Indio. Teníamos contacto permanente con el continente por medio de los aviones de la Armada que nos traían equipos y además víveres y provisiones muchos de los cuales eran donados por la gente desde el continente. Estuvieron también de paso por nuestra estación personal de la Escuadrilla Antisubmarina Trakers, Helicópteros Sea King, Aviones de Reconocimiento Beachcraft B-200 y por supuesto los de Transporte y Cargas Fokker F-28 y Electra. En una oportunidad, estando en la Isla tuvimos que ir con el CS Acuña a pasar un mensaje cifrado a la ciudad, nos movimos en una camioneta de la isla, tenia el volante a la derecha, y aprovechamos una vez hecho el tramite de recorrer un poco Puerto Argentino, había soldados por todos lados y algunos isleños salían de sus casas para hacer sus cosas, fuimos también a lo que se llamaba el Club de la Defensa Civil donde habían hecho centro de operaciones militares argentinos, creo que de ejercito y allí me regalaron algunos souvenirs como insignias y jinetas de la defensa civil de la isla, que se los fui regalando a las tripulaciones de los F-28 y Electra que nos traían cosas desde el continente. A la salida de Puerto Argentino había un hangar con dos hidroaviones que pertenecían a la Gobernación de la Isla y los cuales fueron dados a cargo de la Aviación Naval, uno de los días me toco hacer guardia en ese lugar y realmente ver el estado en el que se encontraban esos aviones era increíble, realmente una joya, lastima que no los pudimos volar. En la Aeroestación habían armado baños de campaña y nos bañábamos como podíamos, calentábamos agua en unos tambores y en un galpón más grande que estaba al lado del nuestro nos turnábamos para asearnos, en un momento le pedimos a nuestro jefe si no nos conseguía un lugar donde poder bañarnos y así fue, nos llevaron al cuartel de los Royal Marines, muy bueno el lugar y también el baño que nos dimos. Toda la estadía en el Aeropuerto de Malvinas fue una experiencia realmente inolvidable, estuve durante unos 15 días en la isla, hasta que nos llego el relevo, nos trasladamos a Cte. Espora en un avión Electra, previa escala en Río Grande y en Trelew. Una vez arribado a Espora me reintegre a la Escuadrilla, mi destino original, y solo había gente de guardia, los aviones estaban operando embarcados en el Portaviones ARA 25 de Mayo, por lo que mi jefe me autorizo unos días de vacaciones y volví a Gral. Pico, estuve 4 o 5 días en los que me hicieron reportajes de varios medios, era toda una novedad. A mi regreso a Espora la Escuadrilla aun se encontraba embarcada por lo que mis compañeros de comunicaciones de la Base me pidieron que les ayudada a cubrir las guardias, por lo que me puse a trabajar en Comunicaciones por unos días, hasta que el 2 de Mayo llega el aviso del hundimiento del Crucero ARA Gral. Belgrano, fue un golpe muy duro, todos teníamos conocidos dentro de la tripulación, las 48 horas posteriores fueron muy angustiantes hasta que fueron llegando los sobrevivientes, los aviones que los traían hasta Espora paraban en una plataforma frente a la torre donde hacíamos las guardias de comunicaciones y nos fuimos enterando de quienes habían sobrevivido y quienes era probable que hayan perdido la vida de acuerdo al lugar que se podrían encontrar dentro del buque en el momento de ataque. A raíz del hundimiento del Belgrano y por una cuestión de seguridad se decide que el Portaviones regrese a Puerto Belgrano, era un blanco buscado por las fuerzas inglesas, los aviones allí embarcados regresan a sus destinos y entre ellos los de mi escuadrilla, los que una vez arribados se los pone en condiciones, se hacen las reparaciones necesarias y el próximo destino es la Base Aeronaval de Río Grande, desde donde se comenzaría a operar hasta la finalización del conflicto. Una vez que arribamos a Río Grande comienza para nosotros la otra parte de la guerra, poner en condiciones de combate a cada uno de los aviones que teníamos para que fueran a combatir contra la flota británica, así se hizo, desde Río Grande además estaban operando los Miragge Dagger de la Fuerza Aérea y también los Súper Etendart de la Armada, entre los aviones de combates y B-200, Lear Jet y otros de reconocimiento y transporte que volaban permanentemente desde Río Grande y hacia otros destinos tratando de cubrir todos los movimientos de las Task Force. Vivíamos cada uno de los despegues como si fuéramos nosotros como copilotos ya que nuestros aviones como casi todos los de combate eran monoplazas y una vez despachados, alentando a los pilotos, nos sentábamos en algún lugar de la plataforma a esperar el regreso, hasta que en uno de los escuadrones que se despacharon, habían despegado como líder el comandante de la Escuadrilla, Capitán Jorge A. Phillippi, el Teniente de Navío Cesar Arca y el Teniente de Fragata Marcelo Márquez, llegan al estrecho de San Carlos donde lanzan sus bombas sobre las fuerzas desembarco británicas y en las maniobras de escape el avión del TF Márquez es alcanzado por un misil y estalla en aire, el CF Phillippi y en TN Arca son perseguidos y alcanzados por disparos de aviones Harrier británicos y ambos deben eyectarse en distintos puntos de la isla, el CF Phillippi cerca del mar y alejado de Puerto Argentino y el TN Arca consigue llegar volando hasta el aeropuerto de Malvinas tratando de salvar el avión averiado pero fue imposible que lo aterrizara ya que uno de los impactos le había roto una parte del tren de aterrizaje por lo que se tuvo que eyectar en la zona de la bahía de Puerto Argentino y ser rescatado por helicópteros de salvamento, al cabo de unos días ambos pilotos fueron traídos nuevamente a Río Grande. Esa fue nuestra primera experiencia en saber que habíamos perdido a un gran piloto como el Loro Márquez y tres aviones que no veríamos más. En otro de los ataques que recuerdo despegan entre otros el Capitán Zubizarreta y el Capitán Castro Fox, atacan a la flota también en San Carlos, el Capitán Castro Fox para evadir a los aviones enemigos que estaban en el área tiene que salir con un rumbo que no coincidía con lo hacían habitualmente y hacer escape para no ser alcanzado pero en la maniobra queda muy lejos de su ruta y el problema era la capacidad de combustible para poder regresar por lo que para ahorrar combustible lanza los tanques suplementarios y de esa manera disminuye el choque del avión aumentando su aerodinámica, levanta a una altura por encima de los 30000 pies para aumentar la sustentación y disminuir el consumo y así lograr llegar a Río Grande, con las luces de alarma de falta de combustible encendidas, en el vuelo se le congela el Transponder y no se lo podía identificar, por lo que en la base se da un alerta amarilla, cuando alcanzamos a ver la figura del avión era rara no se parecía a los nuestros por lo que no sabíamos que podía ser, un avión enemigo seguro que no porque no tenían autonomía, una vez que estuvo más cerca nos dimos cuenta que era uno de los nuestros pero que le faltaban los tanques suplementarios de combustible, una vez aterrizado al avión lo tuvo que parar en la pista para que no se quedara sin combustible y tener que purgar el motor, el otro piloto Capitán Zubizarreta, hizo dos pasadas sobre la flota y no le salieron las bombas por lo que tuvo que regresar a la base con el avión en emergencia ya que tenia el sistema de bombas activado y era un problema aterrizar con las bombas abajo, llego hasta Río Grande sin problemas y en el aterrizaje mientras estaba carreteando se le revienta una cubierta del tren principal, esto hace que el avión pierda la línea de carreteo se vaya hacia un costado de la pista y ante ésta situación el piloto decide eyectarse justo en el momento en que el avión se ponía de costado y no alcanza a completar el circuito necesario de eyección y se estrella contra el suelo y muere al rato por los golpes recibidos, a todo esto las bombas se habían caído durante el carreteo amarradas al portabombas y no habían estallado, realmente un accidente lamentable. también tuve la oportunidad de colaborar como ayudante de mecánico de pista en el despacho de 4 aviones A4C de la FAA que junto con los Súper Etendart de la Armada fueron quienes participaron del ataque al Portaviones Invencible, recuerdo que dos de los pilotos eran muy jovencitos, los Súper Etendart tiraron los misiles Exocet y regresaron y los aviones de la FAA siguiendo la estela llegaron hasta el blanco, dos de ellos fueron derribados en el ataque y los otros dos regresaron a destino, fue increíble cuando aterrizaron esos dos aviones, uno de los pilotos se largo desde la escalera del A4, son unos 2,50 metros, gritando 'les dieron, exploto al lado de mi avión' realmente escuchar eso fue tremendo, ese piloto hace unos pocos años atrás tuve la suerte de encontrarlo en una charla que dio en Intendente Alvear, sabia quien era y que seguramente nos haría bien a los dos encontrarnos, me presente y le dije quien era y como lo había conocido, me abrazo y se emociono, su nombre es Capitán Isaac, le deje un presente en nombre de los VG de Gral. Pico. En esa tierra tan lejana y hermosa como es la Tierra del Fuego terminaron los días de guerra para nosotros y nuestra escuadrilla, trajimos sobre el hombro el dolor de haber perdido pilotos y amigos que quedaron en la isla y en el mar custodiando ese territorio, que a partir de ese momento y hoy es mas nuestro que nunca. Hoy a mas de 27 años de la guerra a los Veteranos nos une el saber que todo nuestro trabajo en las asociaciones es el mantener vivo el sentimiento por MALVINAS, porque quienes dieron su vida por esta bendita tierra de ninguna manera deben ser olvidados, y ese es nuestro compromiso, con el apoyo de toda la sociedad y el de nuestras familias que nos da fuerzas para nunca bajar los brazos. Para cerrar quiero hacer un agradecimiento muy especial a mi familia que me ha apoyado siempre, mi esposa Mariah Elena Faccenda y a mis hijos Martín José y Camila Belén.-