MARCELO KOHEN, porque Inglaterra sostiene una Base Militar en Malvinas.



"La excusa es una potencial amenaza argentina"

El abogado, experto en el tema Malvinas, reside en Ginebra. Sostiene que la política de Estado argentina en el conflicto pasa por la soberanía nacional, el respeto por el modo de vida de los habitantes de la isla y la disputa en el ámbito del derecho internacional.



Por Alicia Simeoni

La necesidad de buscar los consensos capaces de recorrer 'nuevas pistas' que permitan "poner al Reino Unido en la obligación de negociar" en la causa Malvinas, fue señalada por el abogado Marcelo Kohen cuando días atrás brindó una conferencia en la sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario -de la que es egresado-, y con motivo del 2 de abril, Día de la Soberanía sobre las Islas Malvinas y de los veteranos y caídos durante la guerra del Atlántico Sur.

Kohen reside desde hace años en Suiza donde integra, en calidad de profesor, el Departamento de Derecho Internacional del Instituto de Estudios Internacionales y del Desarrollo con sede en Ginebra. Y actuó como abogado de la Argentina ante el tribunal internacional de La Haya en el caso entre nuestro país y Uruguay, en ocasión del diferendo por las pasteras. También lo hizo ante el tribunal de Hamburgo por el de la Fragata Libertad. Kohen habló en Rosario sobre "Una política de Estado para Malvinas" y marcó que sería de mucha utilidad para la búsqueda de esas 'nuevas pistas o mecanismos' a los que aludía, que nuestro país diseñe y exprese cómo va a ser la vida en las islas una vez recuperada la soberanía.

En la sede de la UNR, Marcelo Kohen, fue presentado por el jefe de la filial Litoral del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Iván Pérez, por la presidenta de la comisión asesora de esa filial del IMFC, Claudia Paredes, y por el vicerrector de la Universidad, Eduardo Seminara. Tanto el Instituto Movilizador, como el Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad, fueron los organizadores del encuentro en el que Kohen recordó, además, que el Reino Unido amenaza con explotar los hidrocarburos a partir de 2017.

Kohen dio detalles de los tres pilares sobre los que se sustenta la política de Estado en relación al tema Malvinas y también acerca de cuáles son los aspectos a los que se considera 'de forma', ya que para que exista esa política de Estado -explicó-, "también tiene que existir un tipo de procedimiento que permita instrumentarla. Esos tres pilares de la política de Estado se refieren a la soberanía argentina, al respeto por el modo de vida de los habitantes de la isla y también a la aplicación del derecho internacional.

-Usted sostiene que la Argentina no realiza un planteo de máxima en la cuestión Malvinas, esto sería el sostener que se reconociera la soberanía del país sobre las islas y que luego se resolviera qué hacer con ese territorio.

-Pero no es así. Justamente porque no se realiza ese planteo de máxima, sino que se lleva el del respeto por el modo de vida de los habitantes. Hay que tener en cuenta que hay una realidad: el Reino Unido impuso una población en las islas y la Argentina está dispuesta a respetar la identidad, la lengua, la nacionalidad de esa población. En cuanto a los alcances de la afirmación 'de conformidad con el derecho internacional', hay que recordar que todos los gobiernos democráticos, desde 1983, sostuvieron que sólo se usarían los modos pacíficos de solución de controversias internacionales. Esto es importante y se debe destacar, porque el Reino Unido mantiene una base militar con la excusa de una potencial amenaza argentina que es totalmente inexistente. Los tres pilares de la política de Estado argentina hacia Malvinas es apoyada, por lo menos, por todos los partidos políticos representados en el Congreso y fue una constante de la Argentina desde que se aprobó la primera resolución de Naciones Unidas sobre el tema Malvinas, la número 20/65, de la que ya se van a cumplir 50 años. La Argentina sostuvo siempre estos aspectos. Es cierto que con la dictadura militar se utilizó la fuerza de manera contraria al derecho internacional, pero también hay que decir que el gobierno británico de entonces hizo todo lo posible para evitar una solución pacífica de la controversia.

La otra arista está referida a cómo se lleva adelante el abordaje procesal de esa política de Estado. Hasta ahora los partidos acordaron, cuando fue la Constituyente en 1994, incluir la disposición transitoria que comprende los pilares mencionados anteriormente como política de Estado, pero que eran anteriores a ese año. Las comisiones de Relaciones Exteriores de las dos cámaras del Congreso nacional trabajan, y a veces lo hacen de manera conjunta, con un criterio bastante unánime sobre la cuestión. De esa forma aprobaron la declaración, en Ushuaia, en la que reafirman la disposición constitucional y hay que decir también que existe un consenso en el pueblo argentino sobre la problemática de Malvinas.

-Hasta aquí lo que hay ahora. ¿Por qué sostiene que hay que buscar nuevas pistas, o recurrir a nuevos mecanismos para que, de manera efectiva, se ponga al Reino Unido en la obligación de negociar?

-La política de Estado no es sólo decir que nos ponemos todos de acuerdo, cosa que el gobierno y la oposición hacen. Se trata también de consensuar nuevas políticas, que pueden implicar mayores o menores riesgos, por eso se necesita un consenso y que esta temática no sea usada con fines electoralistas, por ejemplo. Por otra parte se necesita que todos los enfoques sean despojados de intereses partidarios. Para poner un ejemplo, cuando se adoptó la ley que impone sanciones penales a las empresas, o a los dirigentes de empresas que exploten ilícitamente el petróleo alrededor de Malvinas, hubiese sido deseable que esa disposición legislativa fuese aprobada por unanimidad. Lamentablemente no fue así y con argumentos que no eran correctos. Entones, hay que buscar nuevas pistas para avanzar. Se logró mucho en el plano regional -CELAC, Mercosur, UNASUR, OEA- en las cumbres con los países africanos, con los países árabes y con el Grupo de los 77 más China, que hoy está constituido por 132 estados. Pero necesitamos avanzar más, para el caso en el ámbito de Naciones Unidas, e ir buscando nuevos mecanismos que permitan colocar a la Argentina en mejor posición para ese objetivo de colocar al Reino Unido en la obligación que tiene de respetar y de solucionar la controversia de manera pacífica.

-¿Cuándo habla de nuevos mecanismos, o nuevas pistas, a qué dispositivos se refiere, en concreto?

-Más que nuevos mecanismos se trata de los ya existentes. Debe haber un análisis de diferentes alternativas que existen y, que están disponibles, para luego evaluar la conveniencia, o no, de su utilización. Otra propuesta que considero importante es la que se refiere a que la Argentina realice un diseño concreto sobre cómo serían las islas Malvinas, la vida en el territorio, una vez solucionado el conflicto. Esto será muy útil para contrarrestar la propaganda británica que dice que nuestro país quiere simplemente recuperar las islas y echar a los habitantes, colonizar ese territorio y otras afirmaciones similares. Insisto en que será de gran utilidad no sólo el insistir con la obligación de negociar que tiene el Reino Unido, sino el poder explicar: esta es la propuesta que tiene la Argentina, sentémonos a negociar.

-Pero no se logra destrabar el aspecto que se refiere a constituir una mesa de diálogo.

-Por eso hay que buscar esas otras pistas y la Argentina puede decir: esta es la manera en que la situación puede resolverse. También hay que tener en cuenta que el Reino Unido lleva adelante una campaña para convencer a la opinión pública con el objetivo de 'educar' al pueblo argentino. El objetivo es convencerlo de que son los isleños quienes deben decidir sobre su futuro. Hay que resaltar esto, porque hay intelectuales y periodistas que se hacen eco de esa propaganda británica y defienden la postura ignorando la historia y también el derecho. Se pretende poner en las manos de 1600 ciudadanos británicos ﷓ese es el cuerpo electoral de las islas﷓, la decisión entre la controversia que tienen el Reino Unido y la Argentina. Hay que aclarar que para votar en Malvinas, hay que ser ciudadano británico, aunque se trata de vender la imagen de que la que existe es una población cosmopolita y que la que surgiría sería una nueva nación.

-¿Se pueden recordar las características fundamentales de la población?

Esa población se conformó por el hecho de haber echado a la Argentina y, fue posible constituirla, por la negativa permanente a resolver la controversia, salvo en un período muy breve, entre 1965 y 1982 en que hubo negociaciones. Los británicos también controlaron la demografía de las islas -se trata de un territorio muy aislado en el que nunca hubo población originaria-, y se monitoreó la inmigración, esto es quién puede o no residir allí. Y se pretende que esos ciudadanos británicos decidan en la controversia entre Argentina y Gran Bretaña. Es absurdo. Eso no significa negarles a los isleños derechos. Tienen todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, pero no pueden decidir sobre la controversia. Este es un punto clave.

Otro dato sobre la población de las islas: en el último censo, por primera vez en la historia, no indicaron cuantas son las personas nacidas allí y esto por la sencilla razón que la mayoría de los actuales habitantes no nacieron en Malvinas. Lo que sí dice el censo es que el 40% de los pobladores llegaron hace menos de diez años. La población crece y decrece en Malvinas, según la necesidad de la potencia colonial. No se trata de una población con derecho a la libre determinación. Esto es importante porque la propaganda británica trata de poner todo este peso informativo en la población argentina- concluyó.