El 21 de mayo los británicos habían iniciado una operación de desembarco a gran escala en la zona de San Carlos, para ello, durante las últimas horas del día anterior, once buques ingresaron al Estrecho homónimo navegando a una velocidad de once nudos y amparados por la oscuridad y la bruma. En total esta fuerza anfibia estaba compuesta por los buques anfibios HMS “Fearless” e “Intrepid”, el paquebote MV “Canberra”, el mercante MV “Stromness” y el ferry MV “Norland”, como escolta se encontraban el destructor HMS D-18 “Antrim” (Clase “County”), las fragatas HMS F-56 “Argonaut” y HMS F-101 “Yarmouth” (Clase “Leander”), HMS F-88 “Broadsword” y HMS F-90 “Brilliant” (Type 22), y F-184 “Ardent” (Type 21). Una poderosa fuerza naval que se encontraba en aguas restringidas y que pugnaba por afianzar la cabeza de playa y poder desplegar los sistemas antiaéreos “Rapier” en los montes que lo rodean con el fin de proteger el desembarco de los ataques argentinos.
Cerca de las 1010 horas, se produce el primer ataque argentino, cuando un solitario avión MB-339 (4-A-116) de la Aviación Naval, pilotado por el capitán Guillermo Owen Crippa, aparece en la zona y realiza un reconocimiento visual de las operaciones británicas, a su vez, apuntó su aeronave a la fragata F-56 “Argonaut” y abrió fuego con sus cañones de 30 mm y sus cohetes de 127 mm, provocándole daños de relativa importancia, el desembarco había sido descubierto y el piloto naval argentino podría entregar valiosísima información sobre la envergadura de las operaciones que estaban teniendo lugar.
Para entonces, el Comando Fuerza Aérea Sur (COFAS), en territorio continental argentino, había preparado una serie de acciones luego de que se informara, temprano en la mañana, de las operaciones británicas por parte de los elementos destacados en la zona. De esta manera, ese día se lanzaron cuatro oleadas de ataques de la FAA y dos del COAN en contra las fuerzas navales británicas, las cuales se hicieron presentes a partir de las 1000 horas.
El piloto Carballo relatando el ataque a sus camaradas..
Sin embargo, el primer ataque contra la fragata F-124 “Ardent” se produce durante la segunda oleada de ataques, cuando cerca de las 1130 horas despega la escuadrilla “Mula” desde Río Gallegos, compuesta por cuatro aviones A-4P “Skyhawk” armados con una sola bomba Mk.17 de 454 Kg., los aparatos comenzaron el repostaje en vuelo sobre el Atlántico Sur cuando el 1ºTte. Cachón (C-250) reporta problemas en el repostaje, debiendo retornar a la base. La escuadrilla continuó su misión y ya sobre territorio de Malvinas el teniente Rinke (C-231) informa novedades al fallar el suministro de combustible desde uno de sus tanques suplementarios, debiendo retornar al continente sin completar su misión. De esta manera, ahora compuesta por una sección, la formación quedó compuesta por el líder, capitán Carballo (C-204) y el alférez Carmona (C-214).
En el estrecho de San Carlos, ambos pilotos avistan un gran mercante, pero ante la duda de su nacionalidad, el capitán Carballo ordena no atacar, la orden fue tardía, ya que el alférez Carmona había lanzado su bomba Mk.17 sobre el buque, sin resultados aparentes. Carballo decidió continuar solo el ataque, por lo que Carmona recibió la orden de volver al continente. Sobre la Bahía Ruiz Puente se encontró con la fragata F-124 “Ardent” y procedió a su ataque, aunque su bomba no impactó al buque británico de forma directa. El piloto argentino escapó de la zona sin mayores problemas y retornó al continente a las 1430 horas aproximadamente.
Fue en la tercera oleada de la Fuerza Aérea que se produce un nuevo ataque contra el buque. A las 1355 horas despega la escuadrilla “Cueca”, con tres aviones “Dagger” armados con una sola bomba Mk.17 de 454 Kg. con el objeto de atacar blancos navales en el estrecho. La formación estaba compuesta por el capitán Mir González (C-428), con los tenientes Bernhardt (C-436)y Luna (C-409). A la par había despegado la sección “Libra”, con el capitán Cimatti como líder y el capitán Robles (C-429) como numeral. En el vuelo, Cimatti informa de una pérdida de aceite en el motor y retorna al continente, ordenando a Robles que se una a la escuadrilla “Cueca”.
Finalmente, se forman dos Secciones, “Cueca”, con el capitán Mir Gonzáles y el teniente Bernhardt, y “Libra”, con el capitán Robles y el teniente Luna, aunque en una sola formación.
Cuando ingresan a Gran Malvina ingresan a un banco de nubes, obligándolos a picar en rasante para mantener la visibilidad y la discreción, sin embargos son detectados por la fragata F-90 “Brilliant” que dirige una Patrulla Aérea de Combate (PAC) de dos “Sea Harrier” contra los cazas argentinos. Ésta es detectada por el teniente Luna, que formaba como numeral del capitán Robles, sin embargo, no puede reportarla por fallos en las comunicaciones. Uno de los cazas británicos dio alcance a la formación y disparó un misil AIM-9L “Sidewinder” contra el Tte. Luna, el cual se eyectó exitosamente sobre Caleta Teal.
Los cazas británicos recibieron la orden de mantenerse en espera fuera de la zona de adquisición de los misiles antiaéreos de la flota, por lo que los tres aviones restantes continuaron su ataque, advirtiendo la falta del teniente Luna, suponiendo que se había estrellado contra una elevación del terreno durante la aproximación.
Ingresando al estrecho de San Carlos desde el Sur, descubrieron a la fragata “Ardent”, que ya se había alejado del primer punto de ataque, y comenzaron su ataque con fuego de cañón y alistando sus bombas, eran cerca de las 1420 horas. Tras el lanzamiento se corroboró que dos hicieron impacto, una en la popa del buque, sin consecuencias, y la segunda en el hangar, demoliéndolo y destruyendo el helicóptero “Sea Lynx” HAS.Mk.2 (XZ244) del 815 Squadron que era dotación del buque. Estos daños no fueron tan graves ya que las bombas no estallaron, dejando en condiciones relativamente adecuadas al buque.
Desde Río Grande, la 3ª Escuadrilla Aeronaval de Ataque preparaba seis aviones A-4Q “Skyhawk” para una nueva misión de ataque. Las aeronaves habían retornado de una anterior misión cerca de las 1210 horas y el personal de tierra trabajó arduamente para alistarlos para una nueva misión contra blancos navales, la cual se produjo a las 1410 horas. Esto motivó el despegue de la sección compuesta por el capitán Phillipi y los tenientes Arca y Márquez, sin embargo, ante retrasos de último momento por reparaciones en su equipo de navegación VLF “Omega”, la segunda sección, compuesta por los tenientes Rótolo, Lecour y Silvester, tuvo un retraso de unos quince minutos antes de poder despegar cerca de las 1425 horas. Cada uno de los aviones A-4Q estaba armado con cuatro bombas de 225 Kg. Mk.82SE “Snakeye” de cola frenada, que se consideraban idóneas para atacar blancos navales a baja altura.
Los pilotos tenían la orden de atacar a un carguero dañado en el centro del Estrecho de San Carlos, sin embargo, mientras alistaban las aeronaves para el vuelo llegó más información, el carguero no estaba solo, sino que estaba acompañado por varios escoltas, según relataba el vicealmirante Benito Ítalo Rotolo en una entrevista de posguerra. Asimismo, serían guiados en el ataque por un avión S-2E “Tracker”, también de la Aviación Naval, aunque este no estaría presente en la zona hasta poco después del ataque.
Ataca la primera sección:
La primera sección ingresó a San Carlos desde el Sur en vuelo rasante y bordeando la costa de la isla Soledad, en ese momento se detectó una fragata, no identificada, y se procedió a atacarla. Eran cerca de las 1505 horas cuando los aviones lanzan sus bombas contra el buque británico seleccionado, dos de los tres aviones consiguen impactar el buque, el 3-A-307 pilotado por el capitán Phillippi, y el 3-A-312, pilotado por el teniente Arca. Las bombas tampoco estallaron y, de hecho, no provocaron daños mayores al casco del buque, sin embargo, una de ellas, lanzada por Phillippi, voló el lanzador de misiles antiaéreos “Sea Cat”, por lo que el buque quedó completamente indefenso, más allá del bajo valor efectivo de ese sistema. (2)
Tan pronto concluyeron el ataque, los pilotos argentinos iniciaron su escape hacia el Sur, sin embargo, fueron interceptados por dos cazas “Sea Harrier” británicos del 800º Squadron, posiblemente también vectoreados por la fragata F-90 “Brilliant”.
hundimiento
Ya en posición, el Lt. Clive Morrel (XZ457) interceptó al capitán Phillippi, disparando un misil AIM-9L “Sidewinder” que destrozó la cola de su avión y le obligó a eyectarse sobre el mar, alcanzando la playa y retornando a posiciones argentinas, desde donde retornó a la Argentina vía Puerto Argentino. Cuando completó el ataque, se puso en posición y abrió fuego con uno de sus cañones de 30 mm contra el teniente Arca, los impactos alcanzaron el semiala izquierda de la aeronave. Luego de lograr romper el contacto con su enemigo, el teniente Arca decidió tratar un aterrizaje de emergencia en Puerto Argentino y tratar de salvar el avión, pero la aeronave tenía graves problemas en el sistema hidráulico y los impactos habían dejado fuera de servicio al tren de aterrizaje izquierdo, por lo que procedió a una eyección segura sobre el mar, siendo rescatado, tiempo después, por el helicóptero UH-1H (AE-424) pilotado por el capitán J. Svendsen, de la Aviación del Ejército Argentino. El avión continuó volando después de la eyección y fue rematado por el fuego antiaéreo propio. Por mientras, el Fl.Lt. John Leeming (XZ500) disparaba uno de sus cañones de 30 mm contra el avión del teniente Marquez (3-A-314), el cual había logrado una evasión a muy baja altura, sin embargo, su avión, de color blanco, fue presa fácil sobre el paisaje malvino, siendo impactado en repetidas oportunidades, estallando en vuelo y provocándole la muerte a su piloto.
La segunda sección y el ataque final:
La fragata F-101 "Yarmouyh" se aproxima a la incendiada F-124 "Ardent" para iniciar las tareas de auxilio. Este buque inició la evacuación de todo el personal sobreviviente y los heridos que estaban a bordo, además de utilizar sus sistemas de extinción de incendios en un frustrado intento de apagar las llamas generadas en los tanques de combustible. (Foto: Archivos Dintel GID)
La segunda sección tenía un retraso de entre diez y quince minutos de retraso con respecto a la primera, y de hecho sus pilotos lograron escuchar las comunicaciones de los pilotos argentinos cuando seleccionaban el blanco a atacar, cuando estaban sometidos al ataque de los cazas británicos y el informe de eyección del capitán Phillippi. El teniente Rótolo, que comandaba la segunda sección, de inmediato se comunicó con los pilotos de la primera, rompiendo el silencio de radio, pero tratando de saber si el resto de los pilotos había logrado escapar de los cazas, pero no obtuvieron respuesta alguna.
La segunda sección ingresó sobre el Estrecho de San Carlos cerca de las 1515 horas, divisando una formación de cuatro buques, uno de ellos al centro del canal, que supusieron, acertadamente, era una fragata Type 21. Apareciendo detrás de unos islotes, los pilotos argentinos quedaron justo en condiciones de atacarle, en rasante y pesadamente cargados no podrían realizar ninguna maniobra sin salirse de la zona y ponerse en riesgo de ser interceptados ante un segundo intento.
Los pilotos argentinos comenzaron a observar el fuego cruzado que los buques británicos hacían sobre ellos en un intento de destruirlos, ya con el blanco fijado, comenzaron un zigzagueo para hacer más difícil la puntería del fuego antiaéreo de cañones. Hasta entonces esperaban que se dispararan todo tipo de misiles en su contra, pero no fue así, el terreno costero y la baja altura de los aviones argentinos impedía que los radares de los buques adquirieran los blancos para los misiles “Sea Wolf”, en tanto que la HMS “Ardent” no disponía de un superado sistema “Sea Cat”.
Cuando el líder de la formación, el teniente Rótolo a bordo del 3-A-306, inicia el ataque, trepa hasta los 60 metros y lanza sus cuatro “Snakeye”, sus bombas horquillaron el buque, sin lograr impacto alguno, para luego salir del ataque invirtiendo el avión para recuperarse al borde del agua, topándose de frente, Km. más adelante, con el destructor D-18 “Antrim”, que abrió fuego con todas sus armas contra el piloto argentino. Justo detrás ingresó el teniente Lecour (3-A-305), que repitió el procedimiento de ataque y lanzó sus bombas, de éstas, una impactó al buque justo en la popa, estallando, mientras que, segundos después, le siguió el teniente Silvester (3-A-301), que también lanzó sus bombas sin resultados efectivos.
Cuando salían del ataque, los tres pilotos iban al ras del agua y es el momento en el que escucharon la voz del piloto del avión S-2E “Tracker” que debía guiarlos al principio, informando que estaba en posición y listo para dar las instrucciones, en ese instante pensaba que los tres aviones argentinos estaban ingresando a la zona de operaciones. Cuando dejaron el terreno de las islas, los tres aviones comenzaron a ganar altura para reducir el consumo de combustible y permitir que llegaran hasta Río Grande. Aunque el riesgo de los misiles “Sea Dart” de los destructores Type 42 era muy grande, alcanzaron los 40.000 pies de altura que los mantendrían a salvo, arribando a su base a las 1640 horas.
La “Ardent” se va a pique:
La fragata F-184 “Ardent” había sido desplegada en San Carlos con la función de realizar misiones de alerta aérea anticipada en uno de los flancos del desembarco, es así que cuando fue atacada y con algunos daños provocados por bombas que no estallaron, el alto mando británico le negó el permiso a retirarse de su posición. Para entonces, otra fragata, la F-90 “Brilliant”, ya había sido alcanzada por fuego de cañones y disponía de serios problemas para coordinar las acciones antiaéreas al quedar fuera de servicio el Centro de Información de Combate. Aunque aún con posibilidades de desplazarse pese a los daños producidos por los ataques iniciales, la fragata HMS “Ardent” fue sentenciada por una de las bombas lanzadas por el teniente Lecour, a bordo del A-4Q matriculado 3-A-305, la cual ingresó por el hueco dejado por una de las bombas anteriores en la popa, penetrando y estallando debajo de los depósitos de combustible del buque.
El incendio se hizo incontrolable y de inmediato el capitán West ordenó que el buque pusiera proa a la costa y embicarlo para que se hundiera apoyado en el fondo. Esta maniobra le permitió evacuar a los heridos y salvar al grueso de la tripulación, sin embargo, 22 marinos británicos murieron en el ataque. La ayuda inmediata fue brindada por la fragata HMS “Yarmouth”, que utilizaba sus propios equipos de extinción de incendios, y de varios helicópteros que comenzaron a evacuar a los heridos. Este hundimiento sería el segundo que sufrirían los británicos hasta entonces, tras el ataque del 4 de mayo contra el HMS “Sheffield” por parte del Comando de Aviación Naval, que a su vez se anotaba su segundo éxito, aunque compartido, de la guerra.