DANIEL MEZA @daniel_mz
Redacción Online (elcomercio.pe)
¿Qué nación poseía primero las Islas Malvinas? ¿A quién le corresponden ahora? ¿Quién es el malo y el bueno de este conflicto? Son preguntas que quizás muchos nos quisiéramos responder. Pero la respuesta resulta, al menos, complejísima. No hay un resultado absoluto y acaso los tribunales se demorarán años de años en cincelar una decisión. Ambas naciones –Argentina y el Reino Unido- reclaman para sí la posesión del archipiélago, pero el segundo ha logrado reafirmar su presencia tras el conflicto bélico aéreo más espectacular de todos los tiempos (Guerra de las Malvinas, 1982). Lo cierto es que, por ahora, la potencia europea seguirá cerrándole las puertas al permanente reclamo del país sudamericano.
CONTROVERTIDA HISTORIA
Quienes no conocen la historia de las Islas Malvinas, deben saber que inicialmente estas fueron un territorio totalmente inhóspito con ocupación humana casi nula desde el inicio de los tiempos. Una teoría atribuye su descubrimiento a navegantes chinos en 1422. Otra, la más aceptada, a Américo Vespucio, quien exploraba los mares para la corona portuguesa. El hombre que inspiró el nombre del continente entero avizoró las islas en 1504. Después de ello, Malvinas fue objeto de visitas de navegantes de distintas potencias como la española (Magallanes y compañía), británica y francesa, así como por ilustres piratas. Ya en la segunda mitad del siglo XVIII, Inglaterra y España estuvieron a punto de envolverse en una guerra por los pequeños puertos reclamados por ambos reinos, pero finalmente, después de algunos acuerdos y concesiones, la corona española empezó a controlar las islas. Lo hizo a través de lo que se conocía como Virreinato del Río de la Plata (1776–1811).
EJERCIENDO SOBERANÍA
Aquí viene lo bueno. Es 1811, el Virreinato se erosiona con la Revolución de Mayo. Según el derecho de sucesión, Malvinas (Malouines o Falklands) pasaba a formar parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El nuevo estado empezó a ejercer soberanía sobre el archipiélago: en 1820, notificó a buques extranjeros que las islas eran de posesión argentina y estaban sujetos a sus leyes en temas como pesca y caza. Se designó al primer gobernador de las islas, Pablo Areguatí, en 1823 y se concedió tierras para la explotación de recursos como la pesca y ganadería. Reseñas indican que en 1830 nacieron en el archipiélago los primeros seres humanos malvinenses, todos argentinos. Todo eso a vista y paciencia de una Inglaterra que no reclamó. También se creó una comandancia política y militar en Puerto Soledad (ex Port Louis, nombrado así por navegantes franceses) y fueron designados sucesivamente Luis Vernet, Juan Esteban Mestiver y José Pinedo representantes porteños como encargados.
¿INVASIÓN?
Dada esta situación es que en 1833 los ingleses llegaron al territorio insular para quedarse. En su arribo desalojaron a los argentinos residentes. Estos sumaban más de 150, según investigaciones. Bajaron el pabellón argentino y argumentaron que hacían cumplir sus derechos como “descubridores” de las islas, cosa que no era cierta.
1982. Tras décadas de reclamos diplomáticos infructuosos de Argentina, sumada a una evidente distracción en el tema (hay que reconocerlo), una crisis política y recesión económica en el gobierno militar de Galtieri –sucesor de Viola y Videla- obligó a pensar en una salida rápida y muy arriesgada. Había que conseguir algo con qué desviar la atención y esa era una invasión a las Malvinas. Por supuesto que esta fracasó y el resto es historia conocida. La respuesta inglesa liderada por Margaret Thatcher no se hizo esperar y en poco más de dos meses Gran Bretaña ganó la guerra.
LA COMPLICADA CUESTIÓN LEGAL
Conocer la historia nos alumbra un poco sobre lo que pasó, pero no nos dice lo que vendrá en el futuro el escenario jurídico. El internacionalista y catedrático de la PUCP Óscar Vidarte Arévalo, sostiene en diálogo con elcomercio.pe que “si bien Argentina, sobre el papel, debería tener la soberanía sobre las Islas Malvinas, nunca la ejerció como se debía. Cuando quiso hacer cumplir sus derechos, se encontró con que la población era de origen británico y que hablaban la lengua inglesa. Las islas estaban más cerca de la corona británica que a la república Argentina”.
“Esto nos indica directamente cuál será la principal defensa del Reino Unido sobre el archipiélago: la libre determinación de los pueblos”, continúa.
En contraste, la posición argentina es claramente expuesta por el senador Eduardo Menem en una columna del diario argentino “La Nación”. “Hay que recordar las múltiples presentaciones de la Argentina ante las Naciones Unidas, que mediante la resolución 2065 reconoció la existencia de una disputa de soberanía que los británicos se niegan a reconocer”, sostiene.
El parlamentario descalifica la “libre determinación de los pueblos” que sustentaría el Reino Unido y que los mismos kelpers piden ya: “esta tesitura es también indefendible. La citada resolución se aplica a los casos de pueblos sojuzgados por una potencia extranjera, que no es el caso de Malvinas, donde Gran Bretaña procedió a expulsar a los argentinos que residían en las islas”.
Pese a todo ello, el panorama de esta disputa, además de compleja, es desfavorable para Argentina pues si esta se anima a entablar una demanda “cualquier ámbito donde se resuelven las disputas internacionales es en el Consejo de Seguridad de la ONU y allí, Reino Unido tiene derecho a veto por ser miembro permanente”, indica Vidarte.
Todo esto, mientras Naciones Unidas recientemente aceptaron mediar entre ambas naciones para encontrar una solución pacífica al conflicto. ¿A qué llegarán?
“A la Argentina, por ahora, solo le queda buscar socios en los foros internacionales como ya lo hizo con Sudamérica, mover otros hilos”, añade. Eso sí, “la única manera de cambiar las cosas de una manera radical, sería la guerra”. Pero todos sabemos que esto está muy lejos de ocurrir.