“Me acuerdo del silencio y de rezar mucho”

(infopico.com) Lo dijo, Jorge Gaitán, tripulante del ARA General Belgrano. “El crucero se hundió en 45 minutos”.

Eran 1093 tripulantes, entre ellos 25 pampeanos, de los cuales 5 eran jóvenes piquenses. A esta geografía volvieron 21. Hoy recordamos a los que dieron su vida por la patria, ellos son Daniel Lagos, Alberto Amesgaray, Hugo Ramón Gatica y Jorge Delfino Pardou.

En diálogo con Infopico.com, Jorge Gaitán hizo un rápido repaso de lo sucedido aquel 2 de mayo de 1982. “Me acuerdo de pasar de la mañana donde estábamos en situación de combate, al mediodía que salimos de la zona de exclusión y terminar a la 4  de la tarde con una gran explosión, donde no entendíamos que estaba pasando”.


“Después de la explosión nos encontramos en la cubierta del crucero. Había mucho silencio, mucha calma. Pudimos ver como en 45 minutos se hundía”.
Jorge siguió relatando, sin pausa lo sucedido, como si, nuevamente, volviera a vivir cada momento. “A partir de ahí empezaron las 36 horas de naufragio que marcaron nuestras vidas”

¿Fue mayor esta sensación que lo vivido después de los impactos de los torpedos?
“Si, porque aquel momento fue algo inesperado, llegó sin avisar y no tomamos conciencia en ese momento, pero en el naufragio había que sobrevivir”.

¿Qué recordás?
“El silencio. Lo que se vivía en la balsa. Los momentos de resignación y desesperanza y otros de euforia. Pero todos ellos se vivieron  con mucha calma”.

Cabe recordar que las balsas fueron encontradas ingresando a las aguas heladas de la Antártida, a unos 100 kilómetros de donde había sido hundido el Crucero General Belgrano.

“Después de hundirse el crucero  empezaron las 36 horas de naufragio que marcaron nuestras vidas”
“Nos agarró una tormenta muy grande y un viento muy fuerte que nos arrastró hasta ese lugar”.

Por último expresó lo más íntimo de lo vivido “Rezamos mucho. Recuerdo que las últimas palabras que expresé en la balsa fue “Señor en tus manos estamos”, porque si no nos rescataban rápidamente sabíamos que moríamos, más no podíamos aguantar”.