Fue una nueva escena de un prolongado diálogo de sordos. Argentinos y malvinenses se cruzaron ayer en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas en Nueva York con el debate de la soberanía como telón de fondo. Pero no llegaron a ninguna solución. Sólo hubo duras acusaciones mutuas y el reclamo de la ONU para que Londres y Buenos Aires reanuden "lo antes posible" el diálogo por el conflicto de las islas del Atlántico Sur.
Como ocurre todos los años, el canciller Héctor Timerman fue el primero en hablar y expresó furibundo: "La falta de diálogo sólo trae más guerras, más muertes y más injusticias. La negativa del Reino Unido a cumplir con su obligación de negociar con la Argentina es la antítesis de la idea fundacional de las Naciones Unidas", dijo.
Inmediatamente, Timerman bajó el tono de la confrontación y dijo a los presentes en el Comité de Descolonización que "si le damos una oportunidad al diálogo, habremos dado un paso de gigante hacia la solución de este diferendo que empaña nuestra relación". Como es costumbre en estas reuniones anuales de la ONU, no hubo presencia de funcionarios británicos, ya que Londres considera que en el llamado al diálogo de la Argentina deberían participar los malvinenses, hecho que Buenos Aires rechaza de plano.
A Timerman lo acompañaron ayer el secretario de Asuntos relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus, además de senadores y diputados del oficialismo y la oposición. En este contexto, el canciller recordó el apoyo que recibió la Argentina en su reclamo por la soberanía de las Malvinas en foros como la Unasur, la Celac, Mercosur, la Cumbre Iberoamericana y el G-77 más China, entre otros. A su vez, Timerman dijo que "oponerse al diálogo es negar al otro el derecho a expresar en forma pacífica su posición sobre una disputa. Oponerse al diálogo significa dejar sentada una posición de fuerza frente a la debilidad del que ha sido despojado", dijo. También intervinieron Alejandro Jacobo Betts, un malvinense de cuarta generación que vive en Córdoba, y el escritor Marcelo Luis Vernet, tataranieto del primer comandante político y militar argentino en las islas.
Luego llegó el turno de los referentes de la Asamblea Legislativa de las Malvinas, que defendieron el referéndum que se hizo el año pasado en las Malvinas y que arrojó como resultado que el 99,7% de la población quiere seguir siendo un territorio de ultramar de Gran Bretaña.
Michael Summers, máximo referente de la Asamblea Legislativa de los isleños, calificó como "negativa y destructiva" la actitud de la Argentina de llevar adelante una política tendiente a asfixiar económicamente a las islas. Así, mencionó la prohibición de que haya vuelos fletados a las islas; las "actitudes violentas" en la Argentina contra los cruceros internacionales que visitan las Malvinas; la decisión de desanimar a compañías españolas que trabajan en la Argentina a que lo hagan en el sector pesquero del Atlántico Sur, y el cierre de puertos del Mercosur para barcos con bandera de Malvinas, entre otras cosas.
Roger Edwards, el otro asambleísta de las Malvinas, calificó de "jocosa" la denuncia argentina de una presunta base nuclear instalada en las islas.
No hubo intercambio de palabras y el Comité de Descolonización de la ONU aprobó nuevamente una resolución en la que se insta a Londres y Buenos Aires a reanudar "lo antes posible" las negociaciones.