El sacrificio de todos estos mártires tiene un enorme valor para todos los argentinos, sin importar el resultado de las batallas en las que participaron.
En este día los recordamos y les agradecemos también a todos los hombres y mujeres civiles que, desde los primeros tiempos de nuestro sueño como Nación, fallecieron cumpliendo el deber de defender a la Patria.
Porque defender a la Patria es actuar con heroísmo, con valentía y generosidad suprema. Es ofrecer la propia vida a las generaciones futuras, buscando que los argentinos vivan y sueñen con un país justo, libre y soberano. Así se manifiesta claramente en las sentidas palabras que el General Lucio Mansilla dirigió a sus tropas antes del combate de Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, cuando la poderosa armada anglo-francesa se internó en el Río Paraná: “No dejemos que insulten a nuestra Patria, y muramos todos antes de ver bajar el pabellón azul y blanco de donde flamea”.
“Lo demandó el Honor y obedecieron
Lo requirió el Deber y lo acataron
Con su sangre la Empresa rubricaron
Con su esfuerzo la Patria engrandecieron
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
Fieles al Juramento que empeñaron
Por eso como valientes lucharon
Y como Héroes murieron
Por la Patria morir fue su destino
Servir en los Ejércitos su vocación y sino
No quisieron servir a otra Bandera
No quisieron andar otro camino
No supieron morir de otra manera.”