Tres artículos de interés.


Por el fin del colonialismo y la unidad de Hispanoamérica

Hispanoamérica y Malvinas


“La República Argentina constituye una parte de la gran nación hispanoamericana, cruelmente balcanizada a lo largo de la historia pero que no renuncia a su voluntad de ser”

Hispanoamérica y Malvinas Declaración del año 2007 en favor de la recuperación de la soberanía sobre las islas Malvinas, publicada en el sitio web argentino Lo Social por el investigador, conferenciante y escritor revisionista Federico Gastón Addisi y otros.

Que a 25 años de la guerra de Malvinas, el pueblo hispanoamericano le rinde homenaje a los héroes argentinos que perdieron la vida en el conflicto, luchando con valor y abnegación.

En el presente año se cumple el 25 aniversario de la recuperación de las Islas Malvinas por parte de la República Argentina. Dicha recuperación originó una agresión de Inglaterra, en su carácter de potencia usurpadora, que derivó en la guerra de Malvinas e islas del Atlántico Sur.


Lamentablemente, el resultado de la contienda bélica fue adverso para las FFAA argentinas, que debieron rendirse ante el invasor el 14 de junio de 1982. A partir de esa fecha el reclamo por la soberanía en las islas Malvinas, volvió a los cauces diplomáticos pero siguió firme y constante a través de los años. En forma pacífica, la voz de la Argentina se levantó en cuanto foro internacional hubiere, exigiendo la devolución del territorio ocupado y que el Reino Unido se avenga a discutir la cuestión a través de la vía diplomática. Hasta el día de hoy, Inglaterra se niega sistemáticamente a tratar el tema de la soberanía en las islas, contrariando las siguientes resoluciones de las Naciones Unidas:

- Resolución 1514 del 14 de diciembre de 1960 que establece que “todo el intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país, es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

- Resolución dictada en 1962, al crearse el Comité de Descolonización, que incluye a las Islas Malvinas en la lista de territorios a descolonizar.

- Resolución 2065 del año 1965 que señala que la ONU “toma nota de la existencia de la disputa acerca de la soberanía” sobre las islas, y establece que las Islas Malvinas no pueden ser descolonizadas por la “autodeterminación”. O sea, no es válido en las Malvinas el pronunciamiento de la población importada a ese territorio por los británicos, luego de que sus tropas la usurparan en 1833 por la fuerza y dispersaran a la población argentina. Igualmente, invita esa Resolución a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a proseguir “sin demoras” las negociaciones dispuestas por el Comité encargado de la situación de territorios colonizados.

A su vez, Gran Bretaña ignora la declaración producida en agosto de 1975, en la V Conferencia de Países No Alineados que apoyó el reclamo argentino, y la producida al año siguiente por el Comité Jurídico Interamericano, de la Organización de Estados Americanos (OEA) que reconoció a la Argentina “el inobjetable derecho de soberanía sobre las Islas Malvinas”.

Por todo lo expuesto, y en la inteligencia de que la República Argentina constituye una parte de la gran nación hispanoamericana, cruelmente balcanizada a lo largo de la historia pero que no renuncia a su voluntad de ser, y entendiendo que el reclamo por el final del colonialismo es un derecho de las naciones que lo padecen, hacemos extensivo el reclamo al gobierno de Gran Bretaña, por la inmediata devolución del Peñón de Gibraltar a sus legítimos dueños, esto es, a la nación española.

Por lo tanto las organizaciones e instituciones aquí firmantes declaran:

- Que a 25 años de la guerra de Malvinas, el pueblo hispanoamericano le rinde homenaje a los héroes argentinos que perdieron la vida en el conflicto, como así también a todos aquellos que tomando parte del mismo, lucharon con valor y abnegación.

- El irrenunciable derecho de la República Argentina sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. La soberanía argentina sobre las islas es indiscutible.

- El irrenunciable derecho de España sobre el Peñón de Gibraltar. La soberanía española sobre el mismo es indiscutible.

Finalmente, los aquí firmantes exhortan:

- A que todos los pueblos de la gran nación hispanoamericana se unan en este justo reclamo que debe servir forzosamente, como puntapié inicial que permita convertir en realidad, ese sueño mayúsculo de los reyes católicos Fernando e Isabel, de Bolívar, San Martín, O’Higgins, y tantos otros patriotas, de establecer una Confederación Hispanoamericana.

- A que el Reino Unido de Gran Bretaña establezca un diálogo fecundo, para que por vía diplomática, y por medios pacíficos, se devuelvan los territorios de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur, como así también, el Peñón de Gibraltar, a sus legítimo dueños, estos son la República Argentina y España.”

Buenos Aires, Argentina.
Madrid, España.

ADHIEREN:


“Organización Peronista Puerta de Hierro – Cap. Fed. – Buenos Aires” (Federico Gastón Addisi, DNI: 23.771.049); “Bases Peronistas – Rawson – San Juan -” (Alfredo Villafañe, DNI: 18206509); “FES/SEU – Murcia – España” (José Antonio Richarte Aznar, Delegado Provincial: 77718780D); “Comisión Histórica de Homenaje Permanente a Juan Facundo Quiroga – Bs. As.” (Nicolás Carrizo, DNI: 4.448.297);
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Éxitos en Latinoamérica 
Buenos Aires.— Una diplomacia pura y exclusivamente dedicada a la paz. Así podrían calificarse las mediaciones o acciones que el Vaticano realizó en América Latina a lo largo del siglo XX, donde se destacan dos hechos singulares, durante el papado de Juan Pablo II, cuando la gestiones del Pontífice evitaron una guerra inminente entre Chile y Argentina y aceleraron el final del conflicto bélico en el Atlántico Sur, entre Argentina y Gran Bretaña.
En 1978 todavía no se apagaban las cenizas de la fiesta argentina por el Mundial de Futbol, cuando en diciembre de ese año los argentinos vivían en tensión permanente. El diferendo limítrofe entre Buenos Aires y Santiago por la soberanía en las Islas Lenox, Picton y Nueva elevaba la tensión entre las dos dictaduras. La de Jorge Rafael Videla y Augusto Pinochet. El 24 de diciembre, la guerra parecía inminente, hasta que el Pontífice en persona dialogó con los dos dictadores para abrirle las puertas a una mediación de urgencia. El Papa encomendó esa misión al cardenal Antonio Samoré, uno de los más destacados miembros de la secretaría de Estado vaticana.
“Veo una lucecita al final del túnel”, declaró Samoré al iniciar su gestión. Un día después logró que ambos gobiernos desmovilizaran a sus tropas a un lado y al otro de la frontera. Aquellas negociaciones, de las que Samoré no logró ver el final porque falleció en 1983, concluyeron en 1984 con la firma del tratado de Paz y Amistad, bajo la garantía del entonces secretario de Estado, Agostino Casaroli.
Aquellos eran años calientes. Las dictaduras querían guerra y Argentina no pararía hasta lograrlo. El 2 de abril de 1982, el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri se embarcó en la ocupación de las Islas Malvinas, lo que días después desataría la guerra con Gran Bretaña. Juan Pablo II no ahorró esfuerzos desde ese día. En mayo viajó a Londres para entrevistarse con la premier Margaret Tatcher. A comienzos de junio anunció una visita relámpago a Argentina. Llegó el 11 de junio y un día después, ante varios millares de personas congregadas en el Monumento a los Españoles de Palermo, realizó un fuerte llamado a la paz, durante una misa a la que concurrió no sólo Galtieri, sino también sus dos antecesores en la toma del poder político, los generales Roberto Viola y Jorge Videla.
El llamado. “La verdad sobre el Cuerpo y la Sangre de Cristo —signo de la Nueva y Eterna Alianza— sea luz para todos aquellos hijos e hijas, tanto de Argentina como también de Gran Bretaña, que en el curso de las actividades bélicas han sufrido la muerte, derramado su propia sangre”, dijo. “Únanse también a los jóvenes de Gran Bretaña, que en los pasados días han aplaudido y han sido igualmente sensibles a toda invocación de paz y concordia. A este propósito, muy gustoso les transmito un encargo recibido. Ya que ellos mismos me pidieron, sobre todo en el encuentro de Cardiff, que hiciera llegar a ustedes un sentido deseo de paz”, acotó.
Esa misma tarde partió de Argentina y dos días después la dictadura se rendía ante las fuerzas militares británicas en Puerto Argentino, capital de Malvinas, poniendo punto final a la guerra.
Historiadores y analistas, como el caso de Jorge Gallo, sostienen que fue la participación del Sumo Pontífice la que ayudó a “apurar el final de la contienda que para las fuerzas militares argentinas era un desastre, pero dentro del gobierno militar había muchas discusiones sobre si claudicar o seguir adelante”.
Con los años, el Vaticano tuvo que activar su poder diplomático en varias oportunidades. Por ejemplo en 1999 durante el golpe de Estado contra el presidente paraguayo, Raúl Cubas, donde la Nunciatura Apostólica resultó clave junto al gobierno de Brasil para el exilio del mandatario y frenar la violencia. Pero nunca como en esos dos hechos puntuales, donde la diplomacía eclesiástica de la mano de Juan Pablo II logró sus objetivos. Con información de agencias
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Las islas Falklands y el cono sur de América: una encrucijada geopolítica
17 abril, 2011 de Manuel Luis Rodríguez U. 1 comentario
En los meses finales del año 2010, diversos hechos relacionados con las Islas Falklands han vuelto al archipiélago inglés nuevamente al centro de la atencion de la opinión pública, aunque sea por breves momentos.
Desde la exploración petrolera de una empresa británica en el fondo marino de las islas, hasta un programa de intercambio estudiantil entre la Municipalidad de Punta Arenas con Port Stanley, y las recientes reuniones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, así como la prohibición argentina para la recalada de naves mercantes entre las islas y el puerto chileno de Punta Arenas, y de las naves comprometidas en dicha exploración de hidrocarburos en puertos argentinos, en cada uno de estos eventos el gobierno justicialista de Argentina ha intentado escalar la presión diplomática y mediática para lograr sentar a Gran Bretaña en alguna mesa de negociaciones.
Un incidente menor ocasionado artificialmente por la Cancillería argentina a propósito del viaje de estudiantes magallánicos (de condición social vulnerable) a Falklands para fortalecer su dominio del idioma inglés, incluso podría servir de motivo para preguntarse si acaso la política exterior del Estado de Chile ante el tema Falklands, se decide en el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile o en la Casa Rosada en Buenos Aires.
En la encrucijada geopolítica de las islas Falklands, siempre se entrecruzan a lo menos cuatro actores relevantes, a saber, Argentina, los kelpers, Gran Bretaña y Chile, aunque éste útimo solo tenga algunos intereses comerciales con los habitantes y comerciantes del archipiélago.
Entre los dos actores centrales, aparecen además los integrantes de la comunidad kelper de las islas, un grupo de alrededor de 3.000 británicos originarios de las Falklands (según el censo de 2001), que aspiran a lograr mayores niveles de autonomía local, aunque siempre bajo el paraguas protector de la soberanía británica a la que pertenecen. Las islas se autofinancian actualmente, tanto por la venta de licencias de pesca en las aguas del Atlántico sur, como por el comercio de ultramarinos (125 millones de dólares por exportaciones el 2008), la ganadería ovina, la pesca, el turismo (30.000 visitantes el año 2001) y la navegación marítima. (CIA: The World Factbook, 2010.). Adicionalmente, desde el año 1993, el British Geological Survey desarrolla un programa de exploración en busca de hidrocarburos. Las finanzas de las islas se incrementan además, con el consumo producido por la dotación militar, naval y aérea allí estacionada.
El juego entrecruzado de intereses de estos actores sigue siendo una encrucijada geopolítica no resuelta: mientras Argentina reclama soberanía sobre un archipiélago en el que no reside ningún argentino y que solo fue ocupado militarmente por tropas argentinas invasoras durante tres o cuatro meses en 1982 con ocasión de la guerra, Gran Bretaña asume en plenitud y refuerza el ejercicio de su soberanía sobre las islas y no parece estar dispuesta a ceder, mientras los kelpers, los verdaderos habitantes originarios de las islas, prefieren indudablemente vivir y continuar viviendo bajo la soberanía británica por múltiples razones históricas, culturales, económicas y políticas.
Desde 1982 sin embargo, las islas representan un espacio de interés geopolítico, acrecentado por el posible carácter comercial de las reservas de hidrocarburos existentes en su fondo marino.
Para cada actor en juego, las islas tienen un significado geopolítico distinto, ahora acrecentado y multiplicado por la perspectiva de la existencia de reservas de hidrocarburos -aunque de mediana calidad- en el fondo marino del archipiélago, susceptibles de avivar la controversia británico-argentina, si dichas reservas tienen un valor comercial explotable.
Para Argentina, la opción diplomática sigue siendo en el presente, la única alternativa viable de acceder a negociaciones que impulsen su demanda territorial. Para Gran Bretaña, evidentemente las Falklands no son su prioridad estratégica ni política, ocupadas en resolver la crisis financiera en curso y la inserción inglesa en la Unión Europea.
Para los kelpers, la eventualidad de la presencia argentina, es una amenaza que trae a la memoria los meses de invasión y destrucción que les significó la guerra de 1982.
En este contexto, para el Estado de Chile y para la posición geopolítica y oceanopolítica chilena en el cono sur de América, resulta indudablemente más conveniente que las islas Falklands continúen bajo soberania británica y no pasen a convertirse -en manos argentinas- en una posición geoestratégica susceptible de controlar la navegación hacia y desde la boca oriental del Estrecho de Magallanes.
Manuel Luis Rodríguez U.