Inédito: una antigua carta del siglo XIX revela cuando Gran Bretaña reconoció no tener soberanía sobre las Islas Malvinas
Un intercambio de cartas privadas entre dos altos funcionarios que integraban la corona británica en el 1829 sacaron a la luz que en ese entonces estaba en duda el reconocimiento de no tener derechos de ocupación sobre las Islas Malvinas, hoy habitadas por los ingleses. En las misivas confiesan que la República Argentina, recién independizada de la corona española, era a quien corresponde la soberanía.
"Me alegraría mucho si tuviera la amabilidad de revisar los documentos adjuntos con respecto a las Islas Malvinas y considerar si es apropiado que se tomen algunas medidas para la formación de un establecimiento allí. Me parece que el intervalo entre el cese del poder de la vieja España y la consolidación del de los nuevos gobiernos en América del Sur sería el mejor momento para retomar nuestra antigua posesión de las islas Malvinas", dice el párrafo de la primera carta, escrita el 23 de julio de 1829 por Sir George Murray. En la misma, solicita al primer duque de Wellington, Arthur Wellesley, su opinión respecto de una posible ocupación en las Malvinas, en momentos en que las colonias españolas continentales se iban independizando una por una.
Sir George Murray. |
Wellesly fue un militar aristócrata, uno de los principales oficiales que pusieron fin a las guerras napoleónicas. En el año del intercambio epistolar aludido, ocupaba nada menos que el cargo de Primer Ministro. En su respuesta, fechada dos días más tarde, la más alta autoridad imperial manifiesta que la única ocupación viable sería el pequeño asentamiento de ocupación británica en puerto Egmont, en el extremo noroccidental de la isla Trinidad, donde hoy existe una pista de aterrizaje.
Lo que el duque de Wellington deja entrever en su misiva las dudas sobre la idea de disputar la soberanía a la Argentina. Es más, solo contempla un posible recamo sobre el asentamiento que en los años anteriores permaneció más tiempo abandonado que ocupado.
"He examinado los documentos adjuntos con respecto a las Islas Malvinas. No me queda claro si alguna vez hemos poseído la soberanía de todas estas islas", reconoce el duque en su respuesta. "La convención ciertamente no va más allá de restaurarnos Port Enmont (Egmont), que abandonamos casi hace sesenta años", continúa en cuanto a la única posibilidad de reclamo. "Si nuestro derecho a las Islas Malvinas hubiera sido indiscutible, confieso que dudaría de la conveniencia de tomar posesión ahora de ellas. Tenemos posesión de casi todos los puestos y colonias valiosos del mundo y confieso que estoy ansioso por evitar excitar la atención y los celos de otros poderes al extender nuestras posesiones y dar el ejemplo de la gratificación de un deseo, apoderarse de nuevos territorios", menciona.