Entrevista a Guillermo Carmona: “Malvinas es el territorio más militarizado del mundo”

(lavoz.com.ar) De 3.600 habitantes, el 42% pertenecen a las fuerzas armadas. El secretario de Malvinas sostiene que el Reino Unido no actúa de manera transparente. “Cualquier persona que nazca en las Islas Malvinas tiene el derecho de hacer valer su condición de argentino”, dice el funcionario.

Por Horacio Aizpeolea

Domingo, 27 de marzo de 202200:06 hs

Desde septiembre de 2021, el mendocino Guillermo Carmona está al frente de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, creada en 2013 bajo la órbita de la Cancillería. En una entrevista con este medio, el exdiputado nacional (autor de la ley de Jubilación anticipada para excombatientes de Malvinas) criticó la “reticencia” británica para sentarse a la mesa de negociaciones, como indican distintas resoluciones de Naciones Unidas. También denunció el proceso de militarización de las islas y las acciones unilaterales del Reino Unidos de explotación pesquera y de hidrocarburos.

Carmona cuenta que la democracia argentina afrontó la tarea de recomponer relaciones con el Reino Unido después de “la no relación diplomática que quedó tras la guerra”. “El retroceso diplomático que significó la guerra, de ninguna manera significa dejar de honrar y reconocer a los caídos en Malvinas que ofrendaron su vida en cumplimiento del deber con la Patria, como tampoco significa dejar de honrar y reconocer a los ex combatientes”, aclara.

El Secretario de Malvinas explica también el argumento británico para eludir las negociaciones: “La reticencia británica ha intentado fundarse o encontrar algún justificativo que de ninguna manera lo tiene, en el hecho de que ellos se impusieron en una guerra. La guerra no da títulos internacionales. Y eso lo dijo con mucha claridad la Asamblea de las Naciones Unidas en noviembre de 1982, con la resolución 379, en donde quedó manifiesto que la situación de la guerra no había modificado el status de disputa de soberanía...

Guillermo Carmona en la sede de la Cancillería durante una entrevista por el especial Malvinas. Foto Federico López Claro.

–Una victoria no da derechos, dice…

–Por supuesto. El Reino Unido sigue obligado a sentarse en la mesa de negociaciones.

–En estas cuatro décadas, ¿se agregaron elementos que refuercen la posición argentina?

–Creo que hay un paso que sí resulta relevante, que es haber puesto a Malvinas como una política de Estado. Esa política de Estado nace de nuestra Constitución. Lo que ha hecho el actual gobierno es reconocer que esa cláusula constitucional, la Disposición Transitoria Primera (de 1994), es el cimiento de nuestra posición.

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–¿Qué dice esa disposición transitoria?

–La Constitución marca, en primer lugar, que las Malvinas, las Georgias del Sur, las Sandwich del Sur, y el espacio marítimo correspondiente, son territorio argentino. En segundo lugar, se establece que es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino, la recuperación del ejercicio pleno de soberanía. En tercer lugar contempla la situación de quienes actualmente viven en las islas. La Constitución los llama incorporarse a la comunidad nacional, respectándose su modo de vida pero no sus pretensiones de autodeterminación.

–¿No hay mesa de negociación?

–No. El Reino Unido mantiene una posición de reticencia que resulta inexplicable de parte de una potencia mundial que conforma el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y que implica la violación flagrante del Derechos Internacional. Al mismo tiempo, el Reino Unido realiza actos unilaterales como es la explotación de recursos pesqueros, actividades de exploración hidrocarburífera, todo en violación de las resoluciones de Naciones Unidas…

–¿Esas explotaciones están en plena actividad?

–Sí, y la Argentina realiza múltiples acciones desde su política exterior para minimizar el impacto negativo. Cada acto unilateral que realiza el Reino Unido es protestado y denunciado internacionalmente por la Argentina. Y quizás una de las situaciones más graves es la acelerada y peligrosas militarización de Malvinas.

–¿Qué se sabe de esa militarización?

–El Reino Unido no actúa de manera transparente ni de buena fe en su proceso de militarización. Esta situación no es actual ni de los últimos años. Esto ya ocurrió en el propio conflicto del Atlántico Sur. Recientemente tomamos conocimiento de que la introducción de armas nucleares durante la Guerra de Malvinas implicó la presencia de cuatro embarcaciones con 31 armas nucleares con un enorme poder destructivo.


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–¿Cómo se supo esto?

–La presencia de armas nucleares fue reconocida en 2003 por el Reino Unido y denunciada por la Argentina pero no sabíamos su envergadura. Ahora se dieron a luz archivos en el Reino Unido que han sido desclasificados. Allí supimos de esta enorme envergadura de presencia de armas nucleares. Para que nos demos una idea: el armamento nuclear que fue transportado se trataba de bombas de profundidad, antisubmarinas, de entre 0,5 y 10 kilotones. La bomba de Hiroshima fue de 15 kilotones. Es muy probable que fueron más dos bombas de 10 kilotones que fueron transportadas.

–¿Ahora hay armamentos nuclear?

–No hay constancia porque el Reino Unido no ha brindado información. Y con la misma política de opacidad maneja el proceso de militarización más reciente. Tomamos conocimiento de algunas circunstancias que resultan evidentes como que la población militar de Malvinas, en épocas normales, es equivalente a la mitad de la población civil. Podemos decir que Malvinas es el territorio más militarizado del mundo.

–¿Qué población tiene Malvinas?

–Cerca de 3.600 habitantes. La base de Monte Agradable tiene habitualmente 1.500 efectivos. Por otro lado, sabemos que en el sistema de artillería antiaérea, remplazaron los misiles Rapier por los Sky Sabre. Y han modernizado su equipamiento de comunicaciones. También la presencia frecuentes de submarinos de propulsión nuclear, de embarcaciones y de aviones. Es una militarización que se realiza en contravención de todas las normas internacionales. Porque el Atlántico Sur ha sido declarado ‘zona de paz’, libre de armas nucleares por las Naciones Unidas. El tratado de Tlatelolco prohíbe la introducción de armas nucleares en América Latina y mares adyacentes. También está el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, el acuerdo entre los países latinoamericanos y caribeños de no militarización del Atlántico Sur. Todo esto está violando sistemáticamente el Reino Unido, en algunos casos de manera evidente, en otros casos, al no brindar información clarificadora, por ejemplo, de si hay o no armas nucleares.

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–Argentina suele hablar del concepto de “integridad territorial” para sostener su reclamo…

–El Reino Unido tiene una posición de doble estándar en las relaciones internacionales. Por ejemplo, la integridad territorial que el Reino Unido reclama para Ucrania, la viene violando en el caso de Argentina desde hace 189 años, cuando realizó lo que tenemos que concebir como ‘la tercera invasión inglesa’.

–¿Qué contacto tiene con los isleños?

–Ninguno con los integrantes del ilegítimo gobierno interno. Por distintas vías, nos llegan comunicaciones de isleños que manifiestan sus pareceres sobre distintos temas. En contra de lo que el Reino Unido dice, la Argentina tiene una política de preocupación por la situación de los isleños y de búsqueda de integración de esos habitantes a la comunidad nacional argentina. Cualquier persona que nazca en las Islas Malvinas tiene el derecho de hacer valer su condición de argentino con la mera tramitación del acta de nacimiento y el documento nacional de identidad. De hecho ha habido casos de isleños que tramitaron su documento y pudieron tener una vida en el territorio continental argentino igual a cualquiera.

–¿En estos momentos hay vuelos a Malvinas?

–No hay vuelos porque así lo decidió el gobierno británico desde la pandemia. En Malvinas hay varados desde hace dos años. Principalmente son de Chile y de otros países latinoamericanos que no han podido volver a sus países de origen. En diciembre pasado, Argentina, por una iniciativa del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a Malvinas, ofreció desde la Cancillería vuelos para resolver la situación de los varados pero fueron rechazados por el Reino Unido.

–¿Por qué?

–Primero pusieron el pretexto de que la mayoría tenían que ir a Chile y nosotros ofrecíamos que vinieran a Argentina. Ofrecimos que fueran a Chile, si fuese necesario con línea de bandera nacional, y también rechazaron esta oferta. Más recientemente solicitamos que se restablezca el tradicional vuelo regular entre Punta Arenas (Chile) y Malvinas, con una escala en Río Gallegos. No hemos tenido respuesta. Eso ha sido planteado al gobierno británico desde una comunicación que salió de nuestra secretaría.


–En los años 70 en Malvinas había una oficina de LADE (Líneas Áreas del Estado)…

A partir de 1965, cuando se obtiene la resolución 2065, sumamente importante para el posicionamiento de Argentina en su política de soberanía sobre Malvinas, comenzaron los diálogos y distintos períodos de negociación. Es muy interesante esa etapa. Hubo épocas de mucha vinculación entre los pobladores de las islas y los del continente, con matrimonios que se formaron entre isleños y argentinos, aunque siempre estuvo el rechazo británico de permitir a argentinos continentales instalarse en las islas. Los hechos más destacados se dieron en lo que se conoció como “el acuerdo de comunicaciones” de 1971. En Malvinas estaba presente YPF, Gas del Estado, Correo Argentino, Encotel; también viajaron maestros y maestras bilingües argentinos en un proceso de integración…

–¿Aquella fluidez en las relaciones llegó a abordar la cuestión de la soberanía?

–Este es un período poco conocido, de instancias poco conocidas, que dan cuenta de que el Reino Unido en más de una ocasión evaluó la posibilidad de hacer efectivo el reconocimiento de la soberanía argentina. En esas instancias no se discutía la soberanía, sino los tiempos y las modalidades por los cuales argentina lograba recuperaba plenamente el ejercicio de su soberanía.

–¿Cree posible retomar ese sendero?

–Trabajamos por volver a ese camino. Hoy hay una plena reticencia británica. Nosotros en cada contacto que tenemos con el gobierno británico sostenemos la necesidad y la urgencia de que se retome las negociaciones, que fueron congeladas hace más de 40 años, en diciembre de 1981. El argumento de Argentina es sencillo: el Reino Unido tiene la obligación de negociar; lo dicen las resoluciones de las Naciones Unidas, y, por lo tanto, el derecho internacional.

–En una eventual negociación, ¿qué margen de maniobra tiene Argentina?

–La Constitución Nacional establece un límite claro: las Malvinas, las Georgias del Sur, las Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes, son argentinos. Ese es el límite de cualquier negociación. Se pueden negociar condiciones y plazos. No está sujeto a negociación la soberanía. Eso está consagrado en la Constitución Nacional como una política de Estado.

–¿Se exploran soluciones tipo “Hong Kong” (antigua colonia británica y hoy una unidad autónoma de la República Popular China)?

–Si se abriese un diálogo y posibilidades de negociación, esas otras condiciones podrían ponerse en la mesa de discusión. Las experiencias de otros países, como China respecto de Hong Kong, o el caso de Panamá respecto al canal, o el caso de los países que lograron la descolonización. En esos casos se discutían condiciones, plazos, modalidades. Este tipo de experiencias internacionales son referencias para nosotros.

–¿Cómo encuentra este aniversario a los ex combatientes?

–Este año se declaró de reconocimiento a los caídos en la guerra de Malvinas y a los ex combatientes, hombres y mujeres, veteranos y veteranas…

–Dice mujeres…

–Sí, sí, hay mujeres que actuaron en el conflicto del Atlántico Sur en los buques hospitales o en los hospitales que fueron desplazados a la zona del conflicto y están reconocidas como tales. Este homenaje no solamente tiene que ser simbólico y honorífico, sino que debe plasmarse en el reconocimiento de las condiciones de vida de los ex combatientes y de las familias de los caídos en la Guerra de Malvinas. Debe preocupar a todos los gobiernos mejorar las condiciones de atención médica, de atención psicológica.

–¿Conoce las Islas Malvinas?

–Las conozco sin haber ido. Yo considero que un funcionario no debe pasar por el control migratorio británico. Sería convalidar una jurisdicción británica que no les corresponde. Sí puedo entenderlo que lo hagan ex combatientes en su proceso personal, los familiares de los caídos, y hasta que lo hagan argentinos.