Un ex embajador uruguayo en el Reino Unido durante los últimos años de la década el ’90, Agustín Espinosa, formuló reveladoras declaraciones de un encuentro que mantuvo con la recientemente fallecida reina Isabel II, que demuestran la estrecha cercanía de la República Oriental del Uruguay con Gran Bretaña antes, durante y después la guerra de Malvinas de 1982.
Espinosa en el portal Telemundo relató la reunión que mantuvo con la monarca el 4 de junio de 1998, donde incluso se sacó una foto con ella, lo que no estaba permitido a nadie.
Cuenta el ex embajador que la reina comenzó la conversación, como es obligatorio cuando se habla con la realeza, reconociendo a Uruguay como “un país muy familiar para la corona británica”. Le confió que su tío, Eduardo VII, antes de ser Rey y abdicar viajó dos veces al país vecino.
“Para mi gran sorpresa, la reina me pidió que transmita al gobierno de mi país el agradecimiento de su gobierno y de la nación británica por el apoyo humanitario que le brindamos a naves y aeronaves británicas en la guerra de las Malvinas”, confesó el diplomático, confirmando lo que algunos entienden como colaboracionismo.
Espinosa dice que se sorprendió por el comentario de la reina, porque “valoró que, a pesar de la postura uruguaya, en favor del reclamo argentino con respecto a la soberanía de las Islas Malvinas, Uruguay resolvió no perjudicar al país en lo humanitario, en sus necesidades de alimentos y de ayudar a los heridos”.
Al año siguiente, el entonces embajador uruguayo en Londres recibió el llamado de Peter Westmacott, subsecretario de Relaciones Exteriores y ministro para América Latina, para pedirle como “un favor especial”, que Uruguay invite al príncipe de Gales “por motivos diplomáticos”.
Cabe señalar que, en esos momentos, las relaciones entre Argentina, gobernada por Carlos Menem, y el Reino Unido, con Tony Blair a la cabeza, eran amigables dado el renunciamiento del riojano a exigir diálogo por la soberanía, en virtud del alineamiento con Gran Bretaña y EE. UU. que caracterizó a su gestión.
De hecho, Espinosa indicó que dado ese acercamiento “muy grande”, es que debieron en Uruguay invitar a Carlos III, hoy a punto de convertirse en el rey. Es que Menem fue invitado a Londres y para retribuir la visita, éste invitó al príncipe de Gales. Pero para que el viaje a Buenos Aires no fuera interpretado como “una concesión” en materia de soberanía de Malvinas, le sumaron el país charrúa, de manera que no fuera una visita exclusiva, sino a los dos países.
Cuando Espinosa le contó el pedido británico a su entonces presidente, Julio María Sanguinetti, este contestó “sí, de inmediato”.
Así entonces, en marzo de 1999 el príncipe de Gales llegó a Montevideo, primero, y luego fue a Buenos Aires. Espinosa fue “agregado y ayudante” del príncipe en este viaje, que compartió también con Westmacott.
“Fue un gran logro, Uruguay ayudó a que las relaciones entre Argentina y Reino Unido mejoraran”, dice finamente en el artículo que publica el medio uruguayo Telemundo.