La necesidad de construir una verdadera política de Estado para Malvinas entre todos


 La necesidad de construir una verdadera política de Estado para Malvinas entre todos
(cronista.com).- La política exterior argentina ha sufrido fluctuaciones según el signo de los distintos gobiernos de los últimos 30 años. En ese sentido, el ex embajador y ex representante argentino ante Naciones Unidas César Mayoral, presenta su propuesta para avanzar en la resolución del histórico conflicto por la soberanía de Malvinas. Se suma su mirada sobre el futuro a la expresada en este nuevo espacio por Ricardo Lorenzetti, Beatriz Sarlo, Gustavo Grobocopatel, Juan Llach, Julio Bárbaro y Juan Carr.

Teniendo en cuenta la falta de avances en el tema y ante la llegada de una próxima administración, los argentinos deberíamos comenzar a debatir, entre todas las fuerzas políticas, sin falsas consignas y con seriedad, qué caminos se deben seguir para acercarnos a cumplir el mandato constitucional de recuperar la soberanía de las islas


Es imprescindible que en el debate se hable claro, sin eufemismos ni utilizando a las Malvinas para ganar votos con falsos argumentos. Por ejemplo, se hace imperioso recordar que cuando se habla de las Resoluciones de las Naciones Unidas sobre la cuestión Malvinas que postulan el Diálogo con el Reino Unido sobre todos los temas, incluyendo la soberanía, son únicamente las Resoluciones que fueron aprobadas por el Plenario de la Asamblea General de Naciones Unidas.


Las Declaraciones del Comité de Descolonización luego de su aprobación se elevan a la Cuarta Comisión de la Asamblea, son una rutina año tras año, se repite siempre el mismo texto de Declaración (o con una mínima corrección) que se aprueba en una reunión de tres horas (3 horas) anuales de labor pública del Comité, a la que no asiste ningún miembro de la Misión del Reino Unido ante las Naciones Unidas.


La Argentina había obtenido un éxito diplomático significativo en 1965 con la aprobación por parte de la Asamblea General de la resolución 2065 que reconocía que existía un conflicto e instaba a negociar a ambas partes. Cerrado el triste capítulo de la guerra, el gobierno de Raúl Alfonsín, por intermedio del canciller Dante Caputo comenzó a presentar nuevamente Proyectos de Resoluciones ante la Asamblea General, donde se instaba al Reino Unido a negociar. Estas Resoluciones lograron aprobarse por mayorías abrumadoras, desde 1985 hasta 1988. No obstante ello en un mundo bipolar, como el que existía en esa época, no dejaba espacio propicio para lograr sentar al Reino Unido a negociar. Aún así se logró mantener el conflicto en el marco multilateral de la ONU donde la Argentina tiene mayor potencialidad que en la puja bilateral como ha quedado demostrado.


En 1989, la decisión estratégica del gobierno peronista electo fue volver a restablecer relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, que se hallaban rotas desde el conflicto militar. Las Malvinas, más allá de los discursos de campaña perdieron importancia para un gobierno que priorizaba la inserción en el Primer mundo y en la aplicación de las reglas del Consenso de Washington


La condición que puso el gobierno británico para restablecer relaciones diplomáticas en Madrid fue que la Argentina no presentara más Resoluciones en el Plenario de la Asamblea General. Esa condición británica no escrita y ocultada fue aceptada por el gobierno de Carlos Menem y a partir de allí se resolvió que el reclamo a nivel multilateral se circunscribiera al Comité de Descolonización, como hábilmente lo instrumentó el Canciller Guido Di Tella.


Con el desplome de la Convertibilidad y con una sociedad argentina decepcionada de las promesas incumplidas de desarrollo, la llegada al gobierno argentino de Néstor Kirchner parecía que iba a modificar nuevamente la estrategia en Naciones Unidas sobre el conflicto y así fue que algunas voces como la de la Representación argentina ante las Naciones Unidas hicieron llegar la propuesta de volver a la Asamblea General, para salir del impasse que había logrado Gran Bretaña durante toda la década, ello no fue aprobado por las autoridades de la Cancillería Argentina por instrucción presidencial, según informaron.


Es decir el gobierno peronista de Kirchner y posteriormente el de Cristina Fernández de Kirchner siguieron ambos la misma línea de acción, respecto de Malvinas: la que había elaborado el Canciller Di Tella: reclamar en el Comité de Descolonización y no ir al plenario de la Asamblea.


Luego de 25 años y más allá de haber elevado a niveles inimaginables y desconocidos la presencia argentina ante el Comité (5 Cancilleres y la Jefa de Estado en el año 2012) la Argentina no ha avanzado, al contrario ha retrocedido, perdiéndose en un ámbito que tiene muy pocos asuntos de envergadura: Malvinas, Puerto Rico, y el Sahara solamente se destacan por su identidad e importancia política.


Tanto esto es así que España, que logró en su momento que Gran Bretaña incluyera a Gibraltar en la lista de territorios a descolonizar, no realiza ningún esfuerzo en el Comité y es por ello que fracasó estrepitosamente la propuesta del gobierno argentino de llevar los temas Malvinas-Gibraltar. Los intereses de España y la Argentina no coinciden y las autoridades argentinas deberían saberlo.


Todo ello sin lugar a dudas amerita que es hora de cambiar y de otorgarle mayor visibilidad internacional a la cuestión y hacer que el reclamo tome de nuevo la forma de Resolución. Volver con un Proyecto adaptado a los tiempos, consensuado internamente entre todas las fuerzas políticas y que respete a los isleños, que si bien no son parte de la negociación, hoy no se los puede ignorar, han ganado un espacio importante .


Agrediendo a los isleños y victimizándonos ante la presencia de ‘armas nucleares’ de la OTAN, de la que Argentina hasta hace poco tiempo era Estado Miembro Observador no es serio ni conduce a nada y nos vuelve a alejar de los centros del poder mundial sin ningún tipo de ventajas. Debemos por contrario avanzar en una convivencia civilizada, sin bravuconadas, ni reivindicaciones militares, como decretar feriado el día 2 de abril que confunde el reconocimiento y el recuerdo a las 730 víctimas y a sus familiares con festejar la inconsciencia política de la Junta Militar como excusa para mantenerse en el poder.


La verdad y el sinceramiento son imprescindibles para la construcción de una política de Estado eficaz y que tenga el consenso de todas las fuerzas políticas para poder recuperar Malvinas.