Lina, la chica que nadó en Malvinas

29/08/2022 - (laarena.com.ar) La causa Malvinas es una llaga que no cierra, en realidad no debe cerrar nunca, en el corazón de los argentinos. Aunque por mucho tiempo se trató de invisibilizarla, afortunadamente algo está cambiando.

El agua helada no la arredró... dio las primeras brazadas y se metió en el Atlántico sin temor, con naturalidad, como si lo hubiera hecho toda la vida. La jovencita estaba acostumbrada a nadar en aguas abiertas, pero esta vez todo era distinto... Una aventura que jamás hubiera imaginado vivir: en ese escenario se había desarrollado una guerra de la que ella -en principio- tenía sólo vagas referencias, como cualquier piba de su edad.

Fue a Malvinas a los 17.

Lina tenía entonces (marzo de 2020) apenas 17 años ¿Qué podía conocer de lo que había pasado allí hace más de 30 años? Alguien podría preguntarse eso... pero ella se había interesado e investigado sobre la Guerra de Malvinas y sabía de qué se trataba.

Ante la posibilidad de afrontar "El desafío del Atlántico Sur", al que había accedido en su condición de campeona argentina de aguas abiertas frías -ganadora de muchas pruebas en distintos escenarios-, y de haberse impuesto en una prueba que se realizó en Las Grutas, se interiorizó de lo que sucedió en esos 74 días que duró el conflicto con el Reino Unido.

Aquel momento.

Y fue a las Islas, claro. Allí estuvo... Eran poco más de las 10 de la mañana de ese lunes 16 de marzo de 2020 cuando ingresó a las aguas heladas del Atlántico con la emoción a flor de piel, pero en el fondo tranquila, observándolo todo... se zambulló en el mar y empezó a nadar. Braceaba con la intención de no perder detalle de nada; como queriendo atesorar en su mente, y seguramente también en su alma, un momento histórico e inigualable de su vida. "Sí, nadaba de espaldas, mirando el cielo... de a ratitos veía estrellitas de mar...", sonríe como recordando minuciosamente ahora mismo aquel instante.

Quería verlo todo.

Lina se desplazaba serena en un mar que -increíblemente- no estaba tan bravío como todos sabían que se pone muchas veces... Ella lleva consigo un gen competitivo natural que la ha conducido a ganar muchas competencias de aguas abiertas, pero esa vez ese espíritu que la caracterizó desde que comenzó con la natación estaba extrañamente ausente... "Sí, íbamos nadando todos juntos pero yo atrás para observar mejor lo que sucedía, como paseando. Los demás más rápido. Íbamos charlando con otro chico, y la verdad es que sí, era sentir que ahí, en Darwin, estábamos ante un momento único", reseña.

Sensaciones únicas.

Y rememora: "La sensación que sentía era energía, felicidad, fuerza... Estaba contenta y no sentía frío. Salí del mar y me senté en una roca para experimentar todas esas sensaciones. Y guardármelas para siempre...", dice Lina sobre aquella hazaña.

Eran solamente diez nadadores, "dos chicas y los demás varones, y anduvimos unos 25 minutos para cumplir el desafío", agrega Lina.

Ganadora e invitación.

Había llegado hasta el lugar invitada por la "Fundación No Me Olvides" -integrada por Madres de Caídos en Malvinas-, y como consecuencia de haberse consagrado ganadora como en tantas otras oportunidades, en una competencia de aguas abiertas. Fue en Las Grutas y el premio era precisamente el viaje a las islas irredentas. Esta vez fue también la ganadora de la general porque se impuso a todos los que tomaron parte de la prueba, incluso a los varones.

Al finalizar Claudio Plit (el argentino que es campeón mundial de aguas abiertas) le dio una medalla y la invitación para participar del Desafío del Atlántico Sur en abril de 2020 en las Islas Malvinas.

¿Quién es Lina?

Lina Evelyn Martínez Renzini (19) es una joven santarroseña, hija de Raúl Martínez y de Sandra Renzini. Y para los que tienen algunos años más cabe agregar que su abuelo era Eugenio "Chiche" Martínez, querido personaje de la ciudad que muchos años estuvo vinculado al Teatro Español, que fue un fanático de la música y organizó muchos eventos tangueros.

Hizo la primaria en la Escuela 2, y el secundario en el Colegio Provincia de La Pampa, con inclinación a las Ciencias Naturales. "¿Cómo alumna? Diría que bien, aprobaba", cuenta. Enseguida se confiesa "un poco antisocial... no salgo mucho, y con esto de la pandemia menos". Su refugio son sus padres, Raúl y Sandra que la cuidan como un tesoro. "Antes salía un poco, pero ahora cero. Iba al boliche de vez en cuando; pero antes de ir a Malvinas me tragó la pandemia y me la he pasado en casa con mis padres", manifiesta.

Nadar desde siempre.

La natación, dicen los que dicen saber, es uno de los deportes más completos y muy aconsejable a todas las edades. Y Lina comenzó a practicarlo cuando tenía nada más que cuatro años, primero en el Club All Boys; y más tarde en Médanos. Tuvo como profesores a Lucas Tortone en la piscina auriazul; y también a Juan Guzmán.

"Hice también un poco de tenis en el Club Estudiantes, con Caco Paloma; algo de patín, y baile jazz jobs... pero lo que amo es la natación", expresa Lina.

En aguas abiertas.

"Competí toda la vida. Cuando más chica en pileta, hasta que empecé a participar en pruebas en aguas abiertas, la primera vez en el dique La Florida en San Luis. Lo hice de manera individual, al principio con Juan Guzmán, pero la segunda ya me mandé sola con mis papás y empecé a investigar por mi cuenta lo que era aguas abiertas. Y bueno, le dije 'papá, ¿te gusta, te parece?... ¿Vamos?', y así empecé", completa.

Desde entonces las pruebas en aguas abiertas en el verano, y aguas frías en invierno, fueron lo suyo. Se entiende, todo un sacrificio al momento de tener que entrenar, porque dónde hacerlo... "Algunas veces iba al ojo de agua de Uriburu, y otras cuando se podía al mar", cuenta.

Siempre ganadora.

Había debutado en septiembre de 2018 en Mar del Plata, donde ya comenzarían a saber de sus condiciones porque se impuso en su categoría. En esa competencia hizo contacto con el grupo Tiburones Recargados de Bahía Blanca "para poder entrenar con ellos" y eso le facilitó de alguna manera la preparación. Pero siempre hubo que trasladarse, acompañada de sus padres y con la familia teniendo que afrontar todos los gastos de esas movidas.

Su carrera se fue jalonando de éxitos, pero es verdad que las luces de la notoriedad no la apuntaron por aquí de la manera que quizás hubiera merecido, aunque a ella no parece interesarle demasiado.

Gran campaña.

Se impuso sucesivamente en Coronel Suárez (provincia de Buenos Aires) en la fecha del Campeonato Argentino de Aguas Frías, del que tomaron parte 50 competidores en la categoría con neoprene (traje de un material especial); también en la realizada en el Lago Nahuel Huapi; y volvió a quedarse en Viedma con el primer lugar en la distancia de 1.000 metros con un tiempo para mí asombroso de 11 minutos 16 segundos (y aquí me permito preguntarme cuánto tardaría yo para la misma distancia ¡pero por tierra!).

Conectarse con la naturaleza.

En su campaña -importante sobre todo porque es muy joven-, lleva acumulados no sólo triunfos sino también experiencias increíbles que sólo ella podrá contar. "Es que mar adentro es algo fantástico. A mí me encanta, porque si bien al principio se siente el frío, es como un golpe pero después se produce una conexión con la naturaleza que no se puede explicar, y a veces la competencia pasa a un segundo plano...", dice. Pero ella, por si acaso, igual las gana.

"En realidad lo que más me gusta es nadar, sentir el frío, ver el piso del lago, la naturaleza...", refiere a su participación en Nahuel Huapi.

Nadando con los delfines.

Mi papá me decía qué pasaba si ahí se me aparecía el 'Nahuelito' (la fábula popular habla de un monstruo que habita sus aguas; y que algunos dicen haber visto)... ¡Pero no apareció!", se ríe Lina.

Cuenta que nadando en Las Grutas "de pronto aparecieron unos delfines al lado nuestro... Estaban a dos o tres metros y nos acompañaron un poco... Era algo hermoso", evoca.

Algo se asustó cuando en Bahía San Blas, "mientras almorzábamos, nos dijeron en el restaurante que en la competencia hubo algunas orcas nadando con nosotros. Ahí sí que si las hubiera visto arranco y no me ven más...", dice divertida.

Toda la familia.

Al resumir lo deportivo Lina explica que la NAF (Nadadores de Aguas Frías) es la entidad que organiza las pruebas. "Somos siempre unos 70 competidores, y no hay ranking... lo que se hacen son competencias en distintos circuitos; y bueno, cada vez que hay algo allí vamos con mis padres... Papá es el manager, o algo así, y una especie de entrenador; y mamá oficia de enfermera, y la que se ocupa de que no me falte nada, de mi dieta y de alcanzarme la toalla apenas salgo del agua", especifica la función de cada uno donde sea que vayan.

La causa de Malvinas.

Nacida en 2002 se puede entender que Lina -como tantos jóvenes de su generación, y aún un poco más grandes- no supiera demasiado de lo que fue la Guerra de Malvinas. "Si, es verdad. Un poco lo que veíamos en la escuela la semana anterior al 2 de abril... pero no mucho más", admite.

Obviamente después de aquella invitación de Claudio Plit y Julio Aro (de la Fundación "No me olvidés"), y ya decidida totalmente a estar presente, la joven tuvo el acompañamiento de Raúl y Sandra para empezar a interiorizarse más. "Cuando me invitaron estaba contenta, emocionada mal, pero solamente sabía lo básico de lo sucedido", insiste.

Una buena idea.

La idea de llevarla "al Centro de Veteranos fue muy acertada. Porque fue justo una reunión un miércoles de octubre de 2019 antes de la pandemia. Me contaron sus historias, lo que habían vivido y tuve un acercamiento para saber de qué se trataba. Además papá me leía cosas, y nos acercamos un montón con los veteranos, e incluso iba a los actos", narra.

La familia bancó todo.

Cuenta Lina con lujo de detalles cómo fue el viaje que hizo con su madre... "Era una delegación de solamente 15 personas y obviamente viví todo con mucho nerviosismo. Hicimos Santa Rosa-Buenos Aires-Río Gallegos y de ahí a Malvinas. Pero a la vuelta tuvimos que hacerlo por Córdoba y no por Buenos Aires...".

Pero no fue fácil concretar el traslado, porque todo lo tuvo que bancar la familia. "Incluso hicimos una rifa porque si bien el viaje era para abril se adelantó un mes. En Río Gallegos -recuerda- me saqué una foto con la bandera argentina, pero me dijeron que tenía que bajarla de las redes porque de otra manera no me dejaban llegar a Malvinas...". Sí, como puede verse la inteligencia británica los tenía muy controlados.

Emoción y lágrimas.

Fueron pocos días en las Islas. De un domingo a un miércoles, porque les avisaron que había que regresar... la pandemia ya estaba entre nosotros y se iban a cerrar las fronteras. No obstante algunas actividades pudieron llevar adelante: "El domingo fuimos al cementerio de Darwin... Me habían dado banderas argentinas y las tuve que esconder en las valijas... y la verdad es que lloré mucho en ese lugar. Un veterano de aquí, Manuel Funes, me había dado una virgencita que le había entregado la madre para que lo protegiera mientras estuviera en las Islas: 'Para que la apoyes en tierra de Malvinas', me dijo. Y eso hice mientras mi mamá grababa la escena. Ya se la devolví", expresa. Y solamente hay que imaginar ese momento para tratar de entender lo que puede haber pasado por el corazón de esta piba.

"Traje unas piedras de Malvinas".

Ella no se siente así, pero para los Veteranos supongo debe ser una suerte de heroína que pudo cumplir con algunos de sus deseos. "Hicimos un recorrido por las tumbas porque me habían pedido unas fotos: Branco Maidana (hijo de un combatiente) me pidió una de alguien conocido de su padre y también cumplí... Habremos estado una hora. Lo que nos dábamos cuenta es que estaba todo muy controlado , y veíamos pasar aviones a cada rato... Igual aunque no se podía me traje de las Islas unas piedritas. Una la dejé en el Centro de Veteranos, tengo una en mi casa, y la otra se la di al profe de Geografía...", señala.

Por Monte Longdon.

Al otro día de nadar en el Atlántico se dedicaron a recorrer la playa que mostraba ahora un clima más desapacible, el viento más fuerte y hacía un poco más de frío. Se encontraron al principio con veteranos de Lomas de Zamora, y después con otros de San Juan, que "fueron los que nos avisaron que se iban a cerrar las fronteras. Pero antes pudimos caminar por Monte Longdon...". En su estadía habían parado "en un hotel que visto de afuera no decía mucho, pero que por dentro era un lujo...", resume la joven.

Esperando el momento.

Lina estudiaba Nutrición en Bahía Blanca, pero tuvo algunos problemas -ataques de pánico- y regresó a Santa Rosa. Después vino la pandemia, el mundo se paralizó y, por supuesto, también afectó la cotidianeidad de su familia.

"Volví a nadar en octubre de 2020 en All Boys; pero pasaban dos o tres días y se cerraba el natatorio... era todo muy inestable. En 2021 ya empecé de nuevo pero hubo más casos de Covid y bueno, aquí estamos", se consuela.

Lo que viene.

Ahora que todo parece aliviarse tiene planes: "Por de pronto voy a retomar los estudios, pero a distancia; y voy a entrenar para ver si en diciembre puedo competir en el dique La Florida en San Luis".

Pero Lina tiene otros dos grandes objetivos: "Uno, volver a Malvinas, conocer lugares que nos quedaron pendientes, y lo quiero hacer sí o sí... Y además tengo otra meta muy clara: quiero nadar en el Canal de Beagle... después veré qué otro objetivo deportivo nos fijamos. Y entiendo que es momento de poner el estudio y el deporte e la misma altura", admite y concluye.

Malvinizar con el deporte.

Tiene sólo 19 años, pero Lina Evelyn Martínez Renzini es todo un ejemplo para tantos y tantas que no toman conciencia de lo que verdaderamente fue la Guerra.

Es hoy una luchadora de la causa y está bueno que se conozca su intento de colaborar para Malvinizar a través del deporte... Ella es, al fin y al cabo también una patriota, una joven patriota, y merece todo el reconocimiento... Porque es absolutamente cierto: la causa Malvinas tiene que ser mucho más que una efemérides que se celebra una vez al año, cuando se acerca la fecha en que estalló el conflicto.

Por eso... ¡Bravo Lina, adelante! A seguir entrenando, para volver a Malvinas y, claro, también para nadar en el Beagle...

El respeto que merecen los héroes.

Cuando terminó la Guerra, los combatientes de Malvinas al volver al territorio encontraron una triste realidad. Al llegar a Buenos Aires los micros en que fueron trasladados hasta sus destinos iban con sus ventanillas tapadas. Nadie podía verlos.

Desde entonces debieron afrontar una nueva batalla, esta vez contra el olvido y el silencio.

Aunque hay que admitir que, claramente, en La Pampa hubo reconocimientos, y un trato bien distinto al que se les dio en otros lugares del país.

Nació el término "desmalvinización" acuñado por el sociólogo Alan Rouquié, refiriendo al discurso de negar lo sucedido, o al menos de no hablarlo. Aunque en la Guerra hubieron 1.200 soldados argentinos heridos y 649 que perdieron sus vidas.

"Si bien la participación de soldados argentinos en una gesta como Malvinas fue en una etapa oscura del país, nosotros tratamos que se hable de la heroicidad, del coraje... de lo otro hay diferentes momentos para hablarlo, aunque se sepa. Sabemos que toda guerra es mala y no la reivindicamos, pero estamos convencidos que la causa Malvinas es la que nos une en todo sentido y en todo ámbito", dijo Branco Maidana, de la Agrupación Hijos.

"Lamentablemente la causa Malvinas no está trabajada en los colegios, y con la juventud como debe ser", amplió, aunque no obstante admitió que "algo cambió para mejor. Pero todavía falta mucho", aportó.

Decepción con un colegio.

Y en este punto basta graficarlo con lo que cuenta Lina. "En el secundario se me ocurrió hacer un zoom con los chicos del colegio y los Veteranos para que cuenten sus historias. Estos se prestaron de una, pero me decepcionaron las autoridades del Provincia de La Pampa porque sólo estuvieron los profesores de Geografía y de Historia y yo. Ni la directora participó", recordó la joven.

Interpretó como "una tremenda falta de respeto" lo que sucedió. La idea era que participaran los alumnos pero ninguno se conectó. "Estuvo buenísimo porque los Veteranos igual contaron sus historias... pero una pena el desinterés", lamentó.

Entonces vaya si es valiosa la actitud de Lina: "Cuando salimos del tema de la pandemia fui a todos los actos porque de verdad lo sentía una banda, lloraba... Sería bueno que todos tomemos conciencia, ya es hora... Es lo menos que merecen nuestros héroes", pidió.

"Una niña encantadora".

La Cooperadora del Lucio Molas, se sabe, tiene a su cargo el usufructo del kiosco del hall del Teatro Español, sala donde trabaja hace muchos años Raúl Martínez, padre de Lina.

Una referente de la Cooperadora no quiso dejar de destacar el costado solidario de la joven. "Desde muy pequeña se aparecía con cajas de juguetes para que los entregáramos en el Hospital. Además cada tanto anda vendiendo rifas para alguna causa justa... siempre fue una niña encantadora y la queremos mucho", acotó.

Recordó también que "todos los años desde que era chiquita nos invitaba a su cumpleaños y dos de nosotras éramos designadas para ir... ¡Qué lindo saber de su hazaña de Malvinas!", cerró la dama consultada.