Malvinas, la herida que no cierra: la invasión de Gran Bretaña en 1833

(https://www.agencianova.com/) Superada la década revolucionaria iniciada en 1810, pese a las turbulencias que signaron la época, el 6 de noviembre de 1820 el marino norteamericano con patente de corso David Jewett llegó a las Islas Malvinas al mando de la fragata Heroína, izó el pabellón rioplatense y tomó posesión del archipiélago en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Jewett fue nombrado Comandante Militar de las Islas Malvinas. Luego fue relevado por el Teniente Coronel Guillermo Masón, quién a su vez fue reemplazado por Pablo Aguaratí, último en el cargo.

Otro hito fue la solicitud que Luis Vernet y Jorge Pacheco elevaron al gobierno bonaerense el 28 de agosto de 1823 para instalar una colonia dedicada al usufructo de la zona para la cría de ganado vacuno. La solicitud fue aprobada por el gobernador Martín Rodríguez y el ministro Bernardino Rivadavia.

Luis Vernet gobernador

Los vaivenes de la política colocan a Lavalle como dictador de la provincia de Buenos Aires. Durante su gobierno nombró a Luis Vernet Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, quién asumió sus funciones el 10 de junio de 1829.

Frente a ello la protesta británica no se hizo esperar: el célebre diplomático Woodbine Parish presentó sus reclamos al ministro argentino Tomás Guido porque entendía que el Reino Unido tenía derecho preexistente pero quedó en la nada. Una de las primeras medidas del gobernador argentino fue la prohibición de caza, pesca y faena.

En agosto de 1831, a raíz de un incidente militar y diplomático que involucró a buques norteamericanos que estaban en la zona incumpliendo la legislación argentina sobre pesca, el Gobierno argentino emplaza en la zona un navío de la Armada para restablecer el orden y en paralelo inicia gestiones ante la gestión de Washington para obtener reparación.

Vernet abandona las islas y en su lugar el Gobierno de Juan Manuel de Rosas nombra a Juan Francisco Esteban Mestivier como nuevo Comandante Militar y Político de las Islas Malvinas. A su vez se dispuso el envío de la goleta ARA Sarandí al mando de José María Pinedo. En noviembre de 1832 Mestivier murere. Pinedo asume su lugar y recompone la autoridad, Aunque no por mucho tiempo.

Éramos pocos y llegaron los ingleses

El año 1833 se inicia con la llegada a Puerto Soledad de la corbeta HMS Clío. De acuerdo al relato del Comandante José María Pinedo, la secuencia de acontecimientos comenzó el 2 de enero: "A las nueve de la mañana ser presentó en el Puerto una Corbeta de Guerra Inglesa a la que fue el Primer Teniente M Majón, y el Médico a visitarla, a quienes le dijo el Comandante de ella que quería hablar conmigo y que en el instante que aferrase su velamen pasaría a mi bordo; lo esperé y a las 3 de la tarde vino acompañado de dos oficiales, el que bajando a mi Cámara me dijo ser el Comandante de la Corbeta S.M.B. Clío que venía del Río Janeiro acompañado de otra Fragata de lado a tomar posesión de las Islas Malvinas que eran de S.M.B. y que antes de 24 horas tenía órdenes terminantes de poner el Pabellón Inglés, y al mismo tiempo de tomar y dar pasaje en un Buque a la Tropa y Oficial que aquí se halase junto a los demás habitantes que hubiere, y cargar todo lo perteneciente a nosotros y todo conducirlo a Buenos Aires: que estas eran sus órdenes terminantes que las iba a cumplir, que ya en otros puertos de la Isla había estado y dejado el Pabellón Inglés afianzado y que el día de mañana arriase ya el que se hallaba en tierra; entonces le protesté que no podía convertirle semejante acto hasta que yo no tuviese órdenes de mi Gobierno, que yo había venido a esta Isla a tomar posesión de ella…".

Siempre siguiendo la declaración de Pinedo, la respuesta del comandante argentino fue: "Protesté, que bajo su palabra de honor me dijese si se había declarado guerra entre la República Argentina y al Gran Bretaña o que motivos había para ello, contestándome, que por su honor me aseguraba de no haber guerra, y que muy al contrario, la amistad y el comercio seguía lo mismo, y que extrañaba que yo no tuviese órdenes de mi Gobierno. Que él creía que esto había ya sido negociado entre ambos Gobiernos, y que él después de cumplir con sus órdenes daba vela para Buenos Aires...".

Acto seguido, el militar argentino pasó revista a su tropa para comprobar el estado en que se encontraba la misma, si estaba pronta para combatir, pero su sorpresa fue mayúscula al comprobar que: "Mis ofici¡ales exceptuando uno eran ingleses y toda mi tripulación, los que se alegraban que los ingleses se hicieran dueños de la Isla, la Tropa en tierra en desorden sin un Oficial capaz de mandarlos".

Pinedo intentó hacer valer su jerarquía: "Las Islas eran de la República Argentina y que yo no tenía órdenes ninguna para entregarlas, y que mi deber era no consentirlo a todo trance…”.

Pero sus oficiales fueron tajantes y no hicieron lugar para las dudas ni las ambigüedades: "Me contestaron todos a una, que ellos eran Ingleses y pertenecían a esa misma Marina que habían servido, que no podían hacer fuego a su Pabellón que si fuera otra Nación, ellos mismos morirían todos a mis órdenes primero que ceder en nada; pero que les era muy duro hacer fuego al Pabellón Inglés".

Estas palabras hicieron reflexionar a Pinedo: "En este estado de incertidumbre viendo a la Corbeta con fuerzas triple a las mías, no tener fuerzas en tierra más que 16 soldados y 9 individuos, y estos 9 sin armas, sin un Oficial capaz de hacerlo cargo del destino, y a mi bando contar únicamente con los 14 Soldados y 4 Marineros y 6 muchachos, tener que defender el Buque y la tierra, y aún más, custodiar el resto de mis Marineros, me obligó a las diez de la noche a mandar una comisión a bordo de la Corbeta, que fueron el Capitán Majon, el Cirujano y el Práctico Bruman a presentarle al Comandante que yo no podía permitirle tomar posesión de las Islas Malvinas hasta no recibir órdenes de mi Gobierno…".

La situación no se resolvió esa noche porque los ingleses dejaban pasar el tiempo, que jugaba a su favor, y Pinedo, consciente que su suerte estaba echada, intentó vender cara su derrota.

Al día siguiente, el 3 de enero de 1833: "A las 6 de la mañana; el Comandante de la Corbeta me protestó que ente ambas Naciones no había guerra, que al contrario, la amistad y el comercio seguían como siempre, que creía firmemente que había un consentimiento por nuestro Gobierno para ello; pero que sus órdenes eran en el momento de llegar a dichas Islas poner el Pabellón Inglés en ellas como territorio perteneciente a la Gran Bretaña, y el Oficial, tropa, habitantes y propiedad de nuestro Estado que hubiese en ella, embarcarlo todo y conducirlo a Buenos Aires, entregándolo al Gobierno y que los habitantes que quisieren voluntariamente quedar, que serían respetados ellos y sus propiedades como anteriormente y que él en el momento de cumplir sus órdenes iba a dar la vela para Buenos Aires…".

El final es conocido. Los británicos se quedaron con las Malvinas. Consumado el despojo a su regreso a Buenos Aires el Teniente Coronel José María Pinedo, comandante de la Goleta ARA Sarandí fue sometido a proceso para esclarecer su actuación frente a los británicos.

El 7 de marzo de 1833 fue condenado por deficiencias en su actuación frente a la ocupación británica de Malvinas. El ex comandante fue expulsado de la Marina. Sin embargo el juicio fue anulado por irregularidades procesales y después de cuatro meses de inactividad ingresó al Ejército.

Malvinas después de 1833

Años más tarde y en el marco de una disputa que no es del caso analizar en el marco del presente trabajo, para poner término a la tensión resultante del bloqueo anglo-francés al Río de la Plata de los años previos, en 1850 se firmó el Tratado Arana – Southern que pasó por alto las cuestión Malvinas.

Aquí hay biblioteca partida: Hay quién sostiene que Juan Manuel de Rosas ofreció al Gobierno británico la renuncia sobre el reclamo sobre las Islas Malvinas, y hay quienes por la contraria, afirman que Manuel Moreno (hermano de Mariano, el Secretario de la Primera Junta) dijo a Lord Palmerston que la Argentina nunca renunciaría a ese reclamo.

Luego de más de un siglo en que las relaciones anglo-argentinas tuvieron otras prioridades, entre las que destacan el comercio de carnes, regulado por el Pacto Roca – Runciman (1933) como respuesta a la reformulación de la economía mundial posterior a la Gran Depresión del 29, y la nacionalización de los ferrocarriles en la Argentina (1948) materializada por el Gobierno de Juan Domingo Perón.

El 16 de diciembre de 1965 la Organización de las Naciones Unidas sanciona la Resolución 2065 por la cual reconoce la existencia de una disputa entre la República Argentina y el Reino Unido en torno a la soberanía de las Islas Malvinas, invitando a las partes a iniciar un diálogo con miras a poner fin al conflicto de modo pacífico y considerando la posición de la población malvinense.

En el marco creado por el pronunciamiento de la ONU, el canciller argentino Miguel Zavala Ortiz recibió en Buenos Aires al Secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Michael Stewart, en enero de 1966 pero el diálogo no resultó como esperaba el gobierno argentino y la situación no se modificó en absoluto. Quedó para la historia la fecha de la reunión (11 de enero de 1966) como la primera vez que el gobierno británico dialogaba oficialmente sobre el tema.

El 11 de junio de 1974 el entonces presidente Juan Domingo Perón, en las postrimerías de su vida, recibió una propuesta del gobierno inglés para establecer una administración conjunta en Malvinas. Perón, exultante, estimó que era la posibilidad histórica de recuperar las islas para siempre.

Así lo relató Carlos Ortiz de Rozas, diplomático de más de cuatro décadas de experiencia y testigo privilegiado del hecho, en una entrevista periodística cuarenta años después. Entre otras cosas el gobierno inglés aceptaría que flamearan en Puerto Stanley las banderas de ambos países e instaba a hacerlo sin demora. Perón aceptó sin rodeos, pero falleció pocos días después y el tema quedó en la nada.

Guerra de Malvinas

El 2 de abril de 1982 a las 09.20 hs la Cadena Nacional de Radio y Televisión trasmitió un comunicado que desató la euforia popular de inmediato: "La Junta Militar como órgano supremo del Estado comunica al pueblo de la Nación Argentina que hoy, la República por intermedio de sus Fuerzas Armadas mediante la concreción exitosa de una operación conjunta ha recuperado las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur para el patrimonio nacional".

Y siguió: "Se ha asegurado de esta manera el ejercicio de la soberanía argentina sobre todo el territorio de las mencionadas islas y los espacios marítimos y aéreos correspondientes. Quiera el país todo comprender el profundo e inequívoco sentido nacional de esta decisión para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa y permitan con la ayuda de Dios convertir en realidad un legítimo derecho del pueblo argentino, postergado paciente y prudentemente casi 150 años".

A lo que continuó: "Ese día y por espacio de unas cuantas semanas el gobierno del Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri pudo gozar de una inusitada popularidad. Las múltiples manifestaciones de apoyo a la recuperación de las Malvinas se replicaron a lo largo y a ancho del país. Buena parte del arco político-sindical, hombres de la cultura, el deporte, la ciencia y todos los sectores del quehacer nacional, brindaron un apoyo casi incondicional que las Fuerzas Armadas entendieron como un cheque en blanco que daba la ciudadanía a los militares y que, de alguna manera y como cuatro años antes había sido el Mundial 78, daba al gobierno la legitimación de un baño de popularidad que las urnas (bien guardadas, a decir del propio Galtieri) le iban a negar en forma categórica apenas un año y medio más tarde, cuando la situación fuera otra".

La guerra finalizó el 14 de junio de 1982 dejando un saldo de casi mil muertos, contando de ambos bandos. La actuación de los pilotos de la Fuerza Aérea, los actos heroicos de los soldados del Ejército y el enorme sacrificio de la Armada, no fueron suficientes.

Al día siguiente el Presidente Galtieri anuncia por Cadena Nacional que: "El combate de Puerto Argentino ha finalizado". La desazón, el desasosiego y la frustración de la ciudadanía fue total. Esa noche se produjeron manifestaciones de repudio en todo el país, siendo recordada la de Plaza de Mayo donde el móvil de exteriores de ATC fue atacado por los manifestantes. Se registraron destrozos en algunas vidrieras de comercios de la zona, el incendio de un colectivo de línea y la Policía Federal Argentina debió intervenir para prevenir disturbios mayores.

La posguerra, la indiferencia de Alfonsin y los tratados de paz

En la apertura de Sesiones ordinarias de Congreso en 1984 el presidente Raúl Alfonsín expresó: "No cejaremos ni por un instante en bregar por la plena recuperación de nuestros derechos sobre las Malvinas".

Sin embargo más allá de los discursos, el presidente Raúl Alfonsín debió atender en sus cinco años y medio de mandato, otras cuestiones que consumieron su dedicación por completo. Las relaciones formales con el Reino Unido se restablecieron al inicio de la gestión del presidente Carlos Menem.

Rápidamente se reúnen enviados de ambos gobiernos para dar inicio a la negociación de lo que después fueron los Tratados de Paz, que fueron firmados los días 15 de febrero de 1990 en Madrid y el 11 de diciembre del mismo año en Londres.

Investigación:

Gustavo Zandonadi